Nota: (1) Lo justo es hablar de resultados cumplidos: 5 de 5 en lo que a compromisos respecta, 9'5 de 11 objetivos cumplidos y - para mi sorpresa - 16'75 de los 18 deseos. No todos eran fáciles, no hice trampas al respecto. Ahora doy las gracias por la realización de todos ellos, incluyendo aquellos que han traído con ellos alguna que otra lección dura de digerir. El tiempo dirá, al repetir la experiencia, si ha sido sólo una cuestión de "suerte", pero como experiencia considero que las estadísticas están a favor de volverlo a probar.
jueves, 30 de diciembre de 2010
El pájaro de fuego
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Solsticio de Invierno
sábado, 11 de diciembre de 2010
El sueño del frío
martes, 30 de noviembre de 2010
Cruzar el bosque
viernes, 26 de noviembre de 2010
Solsticio
poco a poco y con mucha confianza,
no por los viejos senderos ni por atajos
grandilocuentes, sino por el discretísimo
camino del hacer y deshacer de cada día.
Reconduzcámosla con dudas y proyectos,
y con torpezas, anhelos y desfallecimientos,
humanamente, entre ruido y angustias,
por la cuenca de los años que nos corresponde vivir.
En soledad, pero no solitarios,
reconduzcamos la vida con la certeza
de que ningún esfuerzo cae en tierra estéril.
Llegará el día en que alguien beberá a manos llenas
el agua de luz que brote de las piedras
de este tiempo nuevo que ahora nosotros esculpimos.
Miquel Martí i Pol,
L'àmbit de tots els àmbits (1980)
domingo, 21 de noviembre de 2010
Todo crecimiento
Es impúdica la añoranza, confiere una extraña
complicidad a sentimientos y objetos,
traza con colores brillantes perfiles casi olvidados
y de todo saca provecho para adormecer y subyugar.
Con verdes de verano te lo digo, pero me recorren
la sangre y las palabras los primeros
escalofríos de un invierno plácido.
Mira, a lo lejos
siempre hay un punto en que azul y azul se confunden
tanto en el mar como en la tierra, más allá
la luz abreva plenitud y fuerza.
Quien llama a hacerse con vigor ni espera ni pide,
piensa el camino y lo hace.
Así todo crecimiento.
martes, 16 de noviembre de 2010
El Descenso
sábado, 6 de noviembre de 2010
Entre lobos
Cuando un niño humano es adoptado por una manada adquiere el estatus de cachorro, quedando a resguardo de represalias por parte de otros miembros de la manada. Entre los cuentos populares existen historias de lobas que roban niños humanos tras haber perdido a sus cachorros, para sustituirlos. Sin embargo es más probable que los niños recogidos por lobos fueran previamente abandonados por sus padres.
En la década de 1950 unos estudios realizados con niños autistas, hijos de americanos de clase media, revelaron múltiples similitudes con los niños ferales, criados por animales y recogidos de nuevo por humanos. Caminaban cuatro patas, les molestaba el ir vestidos y creaban refugios. No hablaban, y en ocasiones eran incapaces de reír o sonreír, sin embargo imitaban sonidos de animales, y preferían la compañía de éstos antes que la humana. Esto llevó a la hipótesis de que la causa de abandono de los niños por parte de sus padres fuera precisamente su autismo, mismo factor que posteriormente les hubiera ayudado a sobrevivir entre animales.
Sin embargo, existen casos que no encajan en estos parámetros, como el de Marcos Rodríguez Pantoja, el "niño salvaje de Sierra Morena". Marcos nació en 1946, en Córdoba (España). A los 7 años, fue vendido por su padre a un anciano cabrero de Sierra Morena. Algún tiempo más tarde, el anciano salió a cazar y no regresó, dejando a Marcos solo en la montaña. Hasta que dio con una camada de lobeznos y paulatinamente fue aceptado en la manada. En un documental de El Mundo se recogen sus declaraciones:
"Un día oí ruido detrás de unas rocas. Me acerqué y había unos lobeznos. Les fui a dar comida, a revolcarme con ellos… Vino la loba y lanzó un mordisco… Me fui… Un día estaba en la cueva y entró la loba. Yo me fui al fondo… Creía que me iba a comer… ¡Como antes me había atacado! Pero me dejó un trozo de carne… Me lo iba acercando… Y al final se acercó y la abracé… Y fueron confiando en mí. Yo les daba comida y jugaba con los lobeznos y poco a
poco, así, fue como me fui convirtiendo en el jefe de la manada".
Marcos vivió con los lobos, y con otros animales como una zorra o una serpiente, durante más de una década. Contaba ya con 19 años cuando fue descubierto por un guarda y denunciado a la Guardia Civil. Marcos trató de defenderse, se consideró cazado. Fue llevado a Madrid y dejado al cuidado de unas monjas. Se trató de "civilizarlo", si bien esto no parece haberle reportado demasiados beneficios.
En 1979 el antropólogo Gabriel Janer Manila retomó la historia para su tesis doctoral, acerca de la problemática de los niños ferales. Años más tarde el mismo autor creó una novela infantil titulada "He jugado con Lobos". Éste era el material disponible al respecto cuando el director Gerardo Olivares, empezó a investigar sobre el caso de Marcos. Más tarde, a base de insistencia, Olivares consiguió localizar al propio Marcos, protagonista de la historia que el director se ha encargado de llevar al cine bajo el título "Entre Lobos". La película se estrena el próximo 26 de noviembre, pero ya ha motivado numerosos reportajes en los medios que han contribuido a la difusión de una historia, humana y animal, que supera con creces muchas de las figuraciones literarias con la que hemos crecido.
martes, 2 de noviembre de 2010
Una despedida
sábado, 30 de octubre de 2010
Vida y Muerte
viernes, 29 de octubre de 2010
"Altar de Muertos", Gabriela Ortiz / Kronos Quartet
domingo, 24 de octubre de 2010
Gandhi y la lata de atún
Gandhi y la lata de atúnVerónica Murguía (Las rayas de la cebra)
Publicado en La Jornada, el 17 de octubre de 2010"Mientras escribo estas líneas miro la portada de un libro editado por Thomas Merton que recoge algunas ideas de Mahatma Gandhi acerca de la no violencia y sus posibilidades espirituales y políticas. (...)Yo aspiro a ser pacifista, pero soy la peor del mundo. En los días que precedieron el bombardeo de Bagdad hice como doscientos letreros en los que se leía simplemente la palabra paz. Iba por todas partes con mis letreros bajo el brazo y pedía permiso para pegarlos en los escaparates de las tiendas. Entonces entré a una de ésas en las que hay incienso, fuentecitas y ángeles por todos lados. Me pareció apropiadísimo para poner un letrero pacifista, pues en la puerta se ofrecía “ayuda espiritual” y vendían cuarzos, gotas de Bach y cosas tranquilizadoras. Me llevé un chasco. Dijeron que no y que “ellos no se metían en cosas de ésas”. Les menté la madre. Gandhi me hubiera puesto como chancla. Decía de la gente como yo: quienes aspiran a ser pacifistas pero persisten en ser violentos –una mentada de madre es violencia– son hipócritas, deshonestos y cobardes.Después de este incidente han pasado muchas cosas. ¿Quién me iba a decir que mis carteles serían apropiados para la situación mexicana? (...)Sigo siendo una pésima aspirante a la ahimsa o paz. Bastan diez minutos de propaganda del Senado, gobierno federal, la Fundación Fox, Televisa o TV Azteca, para que se me vayan los estribos. Pero mis reflexiones, vertidas en el molde de nuestra realidad, tienen la paz, la resistencia no violenta a la brutalidad y la preservación de lo humano, como tema.Lo que me lleva a la lata de atún. Una noche iba de regreso a mi casa cuando escuché en la radio a dos periodistas quienes, estupefactos, se preguntaban qué pasaba que casi nadie llevaba ayuda a la Cruz Roja para los damnificados de Veracruz, Chiapas y Oaxaca. Decían, con razón, que en ocasión del terremoto que destruyó Puerto Príncipe, la ayuda fue tan abundante que no había dónde ponerla. ¿Y ahora?Tengo una hipótesis: estamos exhaustos. Escuchamos a diario noticias de balaceras, levantados, narcofosas, etcétera. Los desastres naturales son la cereza de un pastel horroroso y, además, nadie quiere que le tomen el pelo y que su donación sea usada como propaganda política, o robada por funcionarios sin escrúpulos. En el caso haitiano, tal vez la gente se dijo: yo doy lo que pueda y que se hagan bolas en Haití. Si se lo roban, será asunto de sus conciencias.Bueno, pues en este caso, dar la lata, aunque le pongan su calcomanía del PRI, como decían que estaba haciendo el gobernador de Veracruz, es resistencia pacífica. Sabemos lo que puede pasar, es decir, que hagan caravana con nuestro sombrero. Que acabe en la mesa de una persona corrupta. Lo sabemos. Nadie nos está haciendo tontos. Damos a pesar de ellos. Damos porque no podemos permitir que también nos quiten (junto con la posibilidad de trabajar y vivir en paz) la disposición a ser solidarios. Damos porque es una forma de diferenciarnos de ellos, los que están del lado de la descomposición y la indiferencia. Damos porque un acto solidario en estas circunstancias es un acto libérrimo y soberano. Nadie nos obliga a dar la lata de atún. Todo conspira en contra: el tráfico, el hastío, el temor a que no llegue a manos del hambriento, la desesperanza. Pero si lo damos a sabiendas de todo esto, nos alejamos del camino que lleva a este país a convertirse, de una sociedad, en una turba de gente con la boca abierta frente a la tele.
Demos, pues. "