lunes, 31 de octubre de 2011

Gracias!





Quería daros las gracias a todos por los últimos comentarios recibidos, ha sido muy sorpresivo y emocionante leerlos a lo largo de estas últimas semanas, y no serán olvidados. Como comenté en el último post no creía tardar mucho en volver a publicar, y a partir de hoy estáis todos invitados al nuevo blog: "Un camino de cabras".

Con mis mejores deseos,
Vaelia.

lunes, 3 de octubre de 2011

Despedida del Perro Aullador





El equinoccio de otoño siempre ha sido mi celebración preferida. Tiempo de serenidad, calma y despedidas que celebran la magia presente en cada instante que aprendemos a arrancar al tiempo para hacerlo nuestro; mismo que, a pesar de ello, deberemos también aprender a dejar ir hacia la oscuridad de lo desconocido. Siempre hay una línea sin posibilidad de regreso, y un momento para cruzar: Llega la hora de despedir el proyecto de Perro Aullador.

No sé cuántos de sus lectores sepan, ni me cansaré de repetirlo; este proyecto nació con la intención de devolver al mundo algo de lo que alguien hizo por mí, una vez. Me temo que he acabando reuniendo muchas más letras de las que recibí - tal vez demasiadas-, pero en cualquier caso sigue siendo poco comparado con lo que aprendí mientras lo hacía. El mundo, o mi visión del mismo, se ha transformado por completo en este tiempo; sin embargo, debo decir que el impulso de cada paso se ha debido a un único aliento tomado hace casi una década, que aún agradezco.

Hace diez años emprendí esta búsqueda que me trajo al otro lado del océano y que me ha dado por igual momentos oscuros y luminosos. Es extraño pensar ese día en que uno, ingenuo, sale del ámbito de aquello que le es conocido esperando encontrar respuestas... No puedo contar los barrancos que he bordeado, y a menudo sospecho que tal vez sólo la suerte ha impedido que me despeñara por ellos, como otros -tal vez mejores que yo- lo han hecho.
Pero el camino se encarga de ir rectificando las preguntas y llega un insospechado momento en que en el que las respuestas están ahí, pero no se parecen a lo que uno creía. En el que se ha visto más de lo que en realidad se pretendía ver, pero está bien porque sencillamente comprendemos que así debía ser.

Creo que Perro Aullador, y todo aquello que a este proyecto se pueda vincular, ha cumplido con su cometido. Ha dejado algunos datos de utilidad potencial por la red y me ha traído hasta el lugar en el que hoy estoy, feliz de estar. Un lugar desde el que recuerdo con más amor y agradecimiento del que puedo expresar en palabras, a todas aquellas personas que no sólo han compartido un tramo de este recorrido conmigo, sino que además me han ayudado a encontrarle un sentido. Y finalmente he comprendido algunas cosas que de alguna manera se las arreglaron para disimular su verdadera importancia hasta la fecha.

Otros proyectos seguirán a Perro Aullador, sin grandes sorpresas ni cambios bruscos; las cosas no funcionan así en esta casa. La información no va a desaparecer de golpe - no tengo nada en contra de lo que he hecho hasta ahora- ; El material de las antiguas páginas está disponible para su descarga y consulta en línea, y aquí se queda el blog, al menos por una larga temporada. Conservo mi dirección de correo... Siendo sinceros, tampoco creo que tarde demasiado en volver a publicar.

Gracias por acompañarnos hasta aquí!
Vae.

sábado, 27 de agosto de 2011

Historia es...


Pero de todos modos no la puedo ignorar !

domingo, 21 de agosto de 2011

Defensa y sanción de la magia en la Castilla del s.XIII, y algunas conexiones con la época actual



Anillo de Mercurio, Libro de Astromagia (c.a. 1280)



Al revisar fuentes para la transcripción de la conferencia "El arte de saber o de encantamientos: textos de magia en el scriptorium alfonsi", publicada en Ouróboros, localicé un fragmento de Las Siete Partidas del Rey Don Alfonso X (c.a. 1265), incluido al final del post, que permite un acercamiento a la visión oficial de la magia en la época. Dado que las Partidas son un texto legislativo, la inserción de la magia en ellas da cuenta de la necesidad de regular una serie prácticas realizadas con frecuencia.

El interés de Alfonso X en la magia - entendida como una ciencia- viene de la mano del conocimiento griego recuperado en el occidente europeo a través del mundo islámico. La astronomía y la astrología, llamadas indistintamente “Doctrina de las estrellas”, adquieren una creciente popularidad en los sectores cultos. Esta doctrina es vista como una forma superior de conocimiento, que requiere de una disciplina ascética para aquellos que aspiren a comprenderla y practicarla. Sin embargo, la doctrina de las estrellas convivirá con las formas populares de práctica mágica que fueron perseguidas y duramente sancionadas.

A parte del posible debate teológico acerca de las formas de magia que podían o no ser practicadas en virtud del alejamiento de Dios que suponían, las Partidas parecen partir de una visión más funcional e incidir en la prohibición de aquellas prácticas que tenían resultados dañinos. En la Ley I, al tratar las formas de adivinación populares, sus practicantes se consideran estafadores. En la Ley II se dice de la nigromancia que llega a causar la muerte o la locura de sus practicantes. Otra práctica sancionada que debió estar muy extendida fue la magia sexual, respecto a la que se advierte que no eran infrecuentes los daños e incluso fallecimientos causados por la ingestión de filtros amorosos.

Si bien ciertas corrientes historiográficas no dudarían en interpretar estas descripciones como un tipo de exclusión a las clases populares en beneficio del ámbito culto, debe tenerse en cuenta que la Ley III indica claramente que no son las prácticas populares lo que se persigue, tanto como sus efectos dañinos. Según esta ley las prácticas mágicas realizadas "con buenas intenciones" en beneficio ajeno, tales como los exorcismos o la protección de las cosechas ante el mal tiempo y las plagas, no sólo no se sancionan, sino que son agradecidas y admiradas sin realizar cuestionamiento respecto a su origen culto o popular.

Es posible que se quisiera distinguir la forma culta de la magia como una forma superior de conocimiento, un camino reservado a los iniciados, que nada tenía que ver con la superstición popular, o que esta idea fuera de algún modo promocionada desde los sectores instruidos de la sociedad. Es conocido la maniobra publicitaria realizada por Alfonso X sobre el culto a la Virgen María, al menos en parte con el fin de disminuir el poder que el cabildo compostelano había obtenido gracias al Camino de Santiago (1). Sin embargo las Partidas refieren hechos concretos: estafas, enfermedades e incluso muertes, que debieron ser lo suficientemente numerosos o frecuentes como para ser considerados al momento de realizar una obra legislativa.

Es en este punto donde podemos tender un puente para revisar el panorama actual de la brujería y la práctica mágica, y plantearnos la posibilidad de que el mundo no haya cambiado tanto en los últimos siglos. Podemos pensar en las pitonisas televisivas o el tarot telefónico, en los anuncios de amarres y otros "trabajos" que se encuentran en los periódicos o en los volantes que se reparten a la salida de las estaciones de metro. No son pocas las estafas o los robos realizados bajo la iconografía brujeril, a los que de vez en cuando se añade la coacción y la amenaza de causar mayores males al que se oponga a la voluntad del "brujo" o la banda de "brujos" de turno cuyos focos principales de atracción siguen siendo, curiosamente, la adivinación y la magia amorosa.

Desde este punto de vista, el intento de legislar la práctica mágica no parece tan carente de sentido. En la época de Alfonso X la garantía de una correcta práctica mágica era, por un lado, el beneficio personal y ajeno derivado de sus resultados y, por otro, el vínculo con la sabiduría antigua, los "libros de los sabios", y la comprensión profunda del funcionamiento del mundo natural. Las formas de magia populares, presumiblemente anteriores, no cuentan con una base que pueda justificarlas del mismo modo: no hay libros que las respalden, ni una tradición "legítima" a la que puedan aferrarse. Sus intenciones, benéficas o dañinas, no están declaradas de antemano. Ante la proliferación de los estafadores, el resto de practicantes de magia popular serán vistos - y rechazados- como un potencial peligro.

En la actualidad a menudo nos vemos en el mismo problema. Por un lado, es de agradecer la libertad de pensamiento y acción de la que el paganismo goza en la actualidad (en oposición a la censura que generaciones anteriores padecieron), pero por otro lado vemos proliferar aquí y allá practicante de múltiples formas de brujería ficticia, o, lo que es peor, dañina, que no ayuda en lo absoluto a la imagen de la brujería contemporánea.

A pesar de que hemos ampliado un poco nuestros criterios, seguimos preguntando qué autores se siguen, o a qué "tradición" se pertenece. Pero lo cierto es que la brujería sin etiqueta proyecta una larga sombra que no está en nuestra mano eliminar, sólo puede ser aceptada. El practicante de brujería debe ser consciente de que hoy como hace siglos será acusado por lo que otros hagan, a pesar de que no tenga nada que ver con lo que realmente hace, y no valdrá la pena tratar de defenderse o dar explicaciones. Por eso los brujos son discretos: No se trata de estar escondidos, sino de hacer de la manera más efectiva aquello que deben hacer. En el fondo sólo uno sabe si ha cumplido al evitar aquello que no debe permitirse.

Resulta también llamativa por sus paralelismos con la actualidad la mención a la nigromancia como el arte de "encantar espíritus malos", que lleva a la demencia, e incluso a la muerte, a sus practicantes. Recuerda especialmente los casos de histerias colectivas o fenómenos poltergeist surgidos entorno a un desafortunado desconocimiento del espiritismo y el uso de la tabla oui-ja. En todo caso, si se consideró necesario de consignarse en una legislación, no debieron ser pocos los casos de gentes que se obsesionaron con esta clase de magia, que tal como es descrita, parece ser el "atajo" elegido en el intento de evitar la vía ascética del mago astral.



Las Siete Partidas del Rey Don Alfonso X, el Sabio. Edición de 1807 realizada por la Real Academia de Historia, digitalizada por Google Books. Tomo 3. pp.667-669

Titulo XXIII

DE LOS AGOREROS, ET DE LOS SORTEROS, ET DE LOS OTROS ADEVINOS, ET DE LOS HECHICEROS ET DE LOS TRUHANES.

Adevinar las cosas que son por venir cobdician los hombres naturalmente: et porque algunos dellos prueban esto en manera que yerran ellos et meten a otros muchos en yerro, por ende pues que en el título ante desde fablamos de los alcahuetes que facen errar á los homes et á las mugeres en muchas maneras, queremos aqui decir otrosi destos que son muy dañosos á la tierra: et mostraremos qué quiere decir adevinanza: et quántas maneras son della: et quién puede acusar a los facedores della: et ante quién: et qué pena merescen los que se trabajan á obrar della como non deben.

LEY I

Qué quiere decir adevinanza, et quántas maneras son della

Adevinanza tanto quiere decir como querer tomar poder de Dios para saber las cosas que son por venir. Et son dos maneras de adevinanza: la primera es la que se face por arte de astronomía, que es una de las siete artes liberales: et esta segunt el fuero de las leyes non es defendida de usar á los que son ende maestros et la entienden verdaderamente, porque los juicios et los asmamientos que se dan por esta arte, son catados por el curso natural de los planetas et de las otras estrellas, et tomados de los libros de Tolomeo et de los otros sabidores que se trabajaron de esta esciencia: mas los otros que non son ende sabidores, non deben obrar por ella, como quier que se puedan trabajar de aprenderla estudiando en los libros de los sabios. La segunda manera de adevinanza es de los agoreros, et de los sorteros et de los fechiceros que catan en agüero de aves, ó de estornudos ó de palabras, á que llaman proverbio, ó echan suertes, ó catan en agua, ó en cristal, ó en espejo, ó en espada ó en otra cosa luciente, ó facen hechizos de metal ó de otra cosa qualquier, ó adevinan en cabeza de home muerto, ó de bestia, ó de perro, ó en palma de niño ó de muger vírgen. Et estos truhanes atales et todos los otros semejantes dellos porque son homes dañosos et engañadores, et nacen de sus fechos muy grandes daños et males á la tierra, defendemos que ninguno dellos non more en nuestro señorio nin use hi destas cosas: et otrosi que ninguno non sea osado de acogerlos en sus casa nin de encobrirlos.

LEY II

De los que escantan los espiritus malos ó facen imagines ó otros fechizos, ó dan yerbas para enamoramiento de los homes et de las mugeres

Nigromancia dicen en latin á un saber estraño que es para escantar los espíritus malos. Et porque de los homes que se trabajan á facer esto viene muy grant daño á la tierra et señaladamente á los que los creen et les demandan alguna cosa en esta razon, acaesciéndoles muchas ocasiones por el espanto que reciben andando de noche buscando estas cosas atales en los lugares extraños, de manera que algunos dellos mueren, ó fincan locos ó demuniados; por ende defendemos que ninguno non sea osado de trabajarse de usar tal nemiga como esta, porque es cosa que pesa á Dios et viene ende muy grant daño a los homes.
Otrosi defendemos que ninguno non sea osado de facer imágines de cera, nin de metal, nin de otros fechizos malos para enamorar los homes con las mugeres, nin para partir el amor que algunos hobiesen entre sí. Et aún defendemos que ninguno non sea osado de dar yerbas nin brebage á home ó á muger por razon de enamoramiento, porque acaesce á las vegadas que destos brebages atales vienen á muerte los que los toman, ó han muy grandes enfermedades de que fincan ocasionados para siempre.

LEY III

Quién puede acusar á los truhanes, et á los baratadores sobredichos et qué pena merescen
Acusar puede cada uno del pueblo dellante del judgador á los agoreros, et á los sorteron et á los otros baratadores de que fablamos en las leyes deste título. Et si les fuere probado por testigos ó por conoscencia dellos mismos que facen ó obran contra nuestro defendimiento alguno de los yerros sobredichos, deben morir por ende: et los que los encubrieren en sus casas á sabiendas, deben ser echados de la tierra para siempre. Pero los que ficiesen encantamientos ó otras cosas con buena entencion, asi como para sacar demonios de los cuerpos de los homes, çó para deslegar á los que fuesen marido et muger que non pudiesen convenir en uno, ó para desatar nube que echase granizo ó niebla por que non corrompiese los frutos de la tierra, ó para matar langosta ó pulgon que daña el pan ó las viñas, ó por alguna otra cosa provechosa semejante destas, non debe haber pena, ante decimos que deben rescibir gualardon por ello.

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Notas:
1) La mayoría de los milagros relatados en las Cántigas tiene su localización en la iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga, por la que el Camino de Santiago realiza una pequeña desviación. En ellos la Virgen concede a sus seguidores lo que otros santos, incluido Santiago, no pueden. Con esto, de modo indirecto, se está planteando la idea de que no es necesaria la pelegrinación hasta Santiago, sino que es incluso mejor ir directamente a Villalcázar.

jueves, 11 de agosto de 2011

Naturaleza mítica y otras actualizaciones



El pasado septiembre, coincidiendo con su décimo aniversario, se compiló todo el material de la antigua página de Perro Aullador en un archivo PDF, para consulta y descarga. Faltaba, sin embargo, el material de Naturaleza Mítica, la sección que se dedicó al lobo, que gracias a los comentarios recibidos vía blog y correro electrónico ya se puede descargar aquí: Naturaleza Mítica PDF. Se incluyeron todos los documentos que había en la página, excepto el dedicado a las Lupercales, por estar ya incluido en el PDF de Perro Aullador.

Algunas de las fuentes consultadas para la elaboración del trabajo ya no están disponibles en la red. Destaca especialmente la web dedicada a los niños ferales, www.feralchildren.com , de la que aún se puede rescatar información gracias a la Wayback Machine de www.archive.org

Por cierto, para aquellos que quieran más historias de lobos/licántropos clásicos, en el podcast de Historias y Relatos (grabaciones del programa de RNE conducido por Juan José Plans, sobre el que queda pensiente escribir) se encuentran algunas dramatizaciones interesantes, así como comentarios sobre los autores y los temas.

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En otro orden de cosas, sobre la práctica propuesta hace un año en el post titulado "Cultivo de deseos" los resultados a la fecha son 4 por cumplir, 2 en vias de cumplirse, 13 cumplidos y 1 descartado. Varias cosas aprendidas en el camino, por ejemplo, que no fue muy buena idea desear "ir al dentista" ( yo pretendía una revisión voluntaria, pero finalmente tuve que ir porque no me quedó más remedio :P).


lunes, 1 de agosto de 2011

Cosecha onírica


Harvest Moon (1833), Samuel Palmer

Los ciclos de cosechas se suceden y vamos madurando como las mieses al sol: cambia nuestro aspecto, gradualmente, desde el verde al tostado, cambia la manera en que nos movemos y el sonido de nuestra voz. A medida que se acerca el tiempo en que nuestro aliento será segado, y nuestro cuerpo volverá a la negrura de la tierra nos abrazamos a esa vida que es la nuestra y que siempre nos parece estar empezando a conocer mejor y de la que sólo después de haber intimado lo suficiente estaríamos dispuestos, no sin cierta reticencia, a separarnos.

Con el paso de los años somos capaces de identificar, la existencia de ciclos más largos y lentos, de patrones que no habíamos vivido lo suficiente para poder observar. Desde una perspectiva práctica esto no sirve de mucho; no podemos regresar atrás en el tiempo, y tampoco podemos advertir a otros lo que deben descubrir por sí mismos. Es el mismo tipo de comprensión que nos lastima súbitamente cuando entendemos algo que alguien a quien ya no podemos responder nos dijo hace demasiado tiempo. El tipo de comprensión que en lugar de verterse al exterior se clava a través de la piel y la carne hasta llegar al hueso y cambiar para siempre algo en nuestro interior, aportando un matiz sutilísimo al modo en que vemos el mundo y nos movemos en él.

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Se dice que uno cosecha lo que siembra, pero no siempre se habla de todas las semillas ni de los tipos de siembra. Los sueños y las pesadillas, como imágenes de nuestros deseos y temores, son semillas poderosas y resistentes con una innegable tendencia a convertirse en realidades. Es necesario guardarlas a buen recaudo: De vez en cuando un sueño es más que un deseo, de vez en cuando un sueño nace como la voz de nuestra voluntad profunda o destino; de vez en cuando una pesadilla es más que la sombra de un temor, la presencia de un enemigo al que hay que vencer, o el umbral hacia territorios que nunca deberíamos pisar.

Ningún extraño puede interpretar nuestras experiencias oníricas, pues al igual que sucede con las mancias, una interpretación ajena deforma el mensaje que estas fuentes nos reservan. A decir verdad, a menudo tampoco nosotros solemos acertar en nuestras precipitadas interpretaciones. Sin embargo, con tiempo, paciencia y voluntad podemos observar qué sucede cuando una idea o una imagen se convierte en realidad, y aprender de este viaje entre mundos que, en cierto modo, debemos aprender a realizar a su lado.

Se advierte a menudo de los peligros que existen a la hora de manifestar aquello que queremos porque podría cumplirse de un modo literal, pero no se dice mucho acerca de la necesidad de liberarnos de esta literalidad para poder comprender las formas en las que aquello que muchos consideran fantasías se encarnan en nuestro entorno cotidiano. Para un brujo cualquier línea, cualquier sombra, cualquier reflejo en su entorno es una puerta entre ámbitos de realidad susceptible de ser cruzada; lo difícil es estar preparado para pisar el otro lado, o para recibir lo que sale por ella.

Los cuentos, las leyendas y los mitos están vivos más allá de las páginas de los libros o la voz de los narradores, porque los sueños y pesadillas de la humanidad entrelazados sucesivamente en el tiempo. Todos los sueños, íntimos o colectivos, viejos y nuevos, guardan una conexión con la realidad, del mismo modo que el fuego necesita del oxígeno para mantenerse. Es tan importante entender que no es demasiado difícil que recorran el puente que los conecta a nuestro mundo cotidiano, como que, al hacerlo, sufran importantes transformaciones. Debemos tener presente de que no serán exactamente lo que imaginábamos cuando los tengamos delante, para poderlos reconocer; especialmente cuando hablamos de amenazas.

En cualquier caso hay que guardar el debido respeto al mundo onírico, y no tratar de forzar ni la experiencia del sueño ni su interpretación. La mayoría de sueños (y pesadillas) pasan sin más, como tantas otras cosas a lo largo de un día. Algunos nos mostrarán aspectos del trabajo personal que estamos descuidando, trataran de advertirnos o de prepararnos a situaciones que tarde o temprano debemos enfrentar. Otra clase puede llegar a significar mucho en nuestras vidas. Sin embargo, no hay que olvidar nunca a qué lado del espejo pertenecemos. A menudo, cuando nuestra atención y energías están bien enfocadas en el momento y en nuestro entorno, dejamos de soñar o bien no recordamos nuestros sueños... Tal vez porque estamos viviéndolos en la vigilia.


lunes, 25 de julio de 2011

El lugar secreto




Todos hemos corrido a él en los momentos difíciles en búsqueda de serenidad. Puede ser un rincón del parque, una mesa concreta en una cafetería, un lugar en la playa, un recuerdo de nuestra infancia o una melodía. Puede ser físico o mental, pero en el lugar secreto el tiempo parece detenerse, y el espacio ajustarse a nuestra medida. Nada en él nos es demasiado extraño, nada constituye una amenaza; podemos recorrer su extensión entregados a la libertad de ser nosotros mismos. No hay que justificarse, no hay que dar explicaciones.

Tal vez por esto, algunas personas cometen el error de llevar sus fantasías a este lugar, volviéndolo estéril. El lugar secreto no es un escondite, no es un mundo a parte, necesita de la interacción con nuestras vidas reales, de un ir y venir constante de ideas y realizaciones.
El lugar secreto es seguro, pero no es sólo un refugio, sino un espacio para la reflexión y la práctica. Es lo que encontramos al deslizarnos por detrás del escenario, la tramoya de nuestras vidas, la sala de máquinas. Dentro de sus nebulosos límites podemos limpiar de elementos indeseables los lentes de nuestra interpretación, y atrevernos a observar un pedacito del mundo de un modo más cercano a lo que en verdad debe ser.

El lugar secreto es un lugar de trabajo, aunque el trabajo consista en algo tan aparentemente sencillo como pensar en aquello que somos y hacemos. Es muy fácil caer en la corriente de los sucesos, por esto tenemos que asegurarnos un tiempo y un lugar para centrarnos y empezar a participar de un modo consciente en nuestra vida. El lugar secreto nos recuerda aquello que queremos, y nos da las herramientas para conseguirlo.
Sin importar la programación de la radio o la tv, allí suena siempre nuestra propia música. Sin importar los discursos y consejos, bienintencionados o no, de aquellos que nos rodean, allí tenemos la información que necesitamos para tomar nuestras decisiones a resguardo de presiones ajenas, y allí realizamos nuestras elecciones antes de salir a los caminos del mundo exterior.

A lo largo de los años el lugar secreto nos da una idea algo más certera acerca de lo que somos, las etapas por las que pasamos, y aquello que éstas dejan en nuestra vida. Lo que allí vemos, lo que entendemos y decidimos, nos ayuda a forjar una referencia de nosotros mismos en la construcción de nuestras vidas y de nuestras relaciones con otros. ¿Qué haríamos si no temiéramos no ser la respuesta a expectativas ajenas? ¿Cómo nos sentiríamos si nadie estuviera dispuesto a juzgarnos? ¿Como cambiaría nuestra actitud hacia los demás si no nos sintiéramos amenazados?

No se trata de reducir el mundo a nuestra medida, sino de ampliar nuestra medida desde el núcleo. No salir a conquistar nuevos territorios, sino sentirnos siempre en casa en nuestra propia piel. Ser conscientes del papel que jugamos en la conservación de este espacio nos lleva a ser más selectivos con lo que dejamos entrar en él, especialmente esas cargas que llevamos usualmente con nosotros. También nos lleva a tratar a los demás de una manera más sincera, desnuda de artificios o segundas intenciones. Cuando nos acostumbramos a actuar y relacionarnos desde nuestro centro, esto tendría tanto sentido como ensuciar el agua que más tarde beberemos.

El "lugar seguro" tiene un papel fundamental en las prácticas de Pathworking pero, independientemente de éstas, se podría decir que todos tenemos uno. Depende de nosotros que lo usemos para evadirnos o para trabajar en la realización de aquello que más nos importa.

domingo, 17 de julio de 2011

Elogio de la sombra


Spilosoma lubricipeda (2011), Mathias Krumbholz


"Encuentra la belleza no sólo en la cosa en sí misma, sino también en el patrón de las sombras, la luz y la oscuridad que el objeto posee".
Junichiro Tanizaki.


P.D. : Encontré la cita en un periódico gratuito de mi barrio. En Temakel pueden leerse algunos fragmentos de su ensayo "Elogio de la sombra" (1933) en el que el autor compara las diferentes percepciones e interpretaciones de la sombra por parte de oriente y occidente.

martes, 12 de julio de 2011

Cruzar los límites


A deer, Rien Poortvliet (1932 - 1995)

Siempre ha sido un poco triste pasar el solsticio en el Distrito Federal: la memoria física y emocional se prepara para el aumento de las temperaturas del verano mediterráneo, pero se encuentra con el inicio de la época de lluvias, como un otoño anticipado. Después de tres años, sin embargo, agradezco estos cielos grises, que no podían ser más oportunos para seguir el camino del agua a través de la tierra, hacia la oscura morada de las raíces.

Como sucede con tantas otras cosas, sólo cuando nos familiarizamos con un entorno empezamos a percibir aquellas cosas o aquellos caminos que, debido a nuestra extrañeza, no estaban a nuestro alcance antes. Es por esto que la visita turística, por abundantes que sean las explicaciones de nuestros guías, no sirve para conocer los lugares, las cosas, o las personas. Los guías tratan de traducir su conocimiento a términos que, como profanos, podamos entender. Lo más que pueden hacer es acercarnos a algo, aunque a veces se dediquen a lo contrario. A menos que nos impliquemos con aquello que pretendemos conocer, superando los tópicos y convencionalismos generados alrededor, nuestro acercamiento será fallido.

Conocer significa, en muchas ocasiones, haberse caído varias veces y haber aprendido de nuestros golpes. En otras tantas significa simplemente haber permanecido delante de una puerta hasta que esta se nos abre... Incluso si desconocíamos que allí hubiera puerta alguna. En ambos casos exige que traspasemos la barrera que distingue lo que creíamos y lo que sabemos.
El conocimiento no se puede comprar, ni ser arrancado a la fuerza, y tampoco puede conseguirse con prisas. Se da en las condiciones adecuadas, como una flor mítica, cuando en nuestro interior el terreno que ofrecemos es el adecuado. Hay un momento en el que realizando cualquier actividad, podemos percibir el impulso vital que discurre detrás de la ilusión de lo cotidiano.

No obstante, tal vez sea importante recordar que el sendero que recorremos no tiene un final conocido: siempre habrá algo más que nos esté aguardando tras la línea ilusoria de las limitaciones que asumimos, a menudo por ahorrarnos el esfuerzo de ponerlos a prueba. Siempre habrá ocasión de descubrir nuevos ámbitos en los que - en principio- nos sintamos débiles, torpes, estúpidos, avergonzados o sorprendidos de ser tan novatos a pesar de haber logrado un envidiable control o avance en cualquier otra área de nuestra vida.

En muchas de sus vertientes e interpretaciones, el paganismo ostenta una imaginería tan atractiva que prevalece por sí misma sobre cualquier otro criterio, incluido el ético. No es de extrañar que la situación propicie que, en lugar de profundizar en las cosas, nos dediquemos a pulir superficies, o que muchos aspirantes a buscador se conviertan en escaparatistas. Esta sentencia estética, que no siempre procede de un juicio propio, nos lleva a construir y proyectar una imagen de nuestra persona ante los demás pero, especialmente, ante nosotros mismos. Cuando se le da prioridad por encima de otras cuestiones, se abandona de antemano el esfuerzo de percibir y entender lo que realmente somos, lo que son los demás, o lo que es el mundo que habitamos y debemos cuidar.

A menudo esto también nos lleva a renunciar a la concrección de proyectos, por temor a que su realización no esté a la altura del ideal, o porque pretendemos llegar de la casilla de salida hasta la final de un salto, ignorando el recorrido. Pretendemos que, como si se tratara de una película, procesos como conseguir un trabajo, superar un duelo o reformar una casa se reduzcan a una serie de imágenes sucesivas acompañadas por una canción que, al terminar, lo deja todo limpio y resuelto.

Es importante aprender a desprenderse de lo que una vez fuimos, y comprender que en otro momento seremos otros. No dejarnos paralizar cuando las cosas nos sorprendan, y no se parezcan a nada de lo que nos habían dicho, o creíamos que debían ser. No temer cruzar los límites por los que nos definíamos. Porque no se trata de recortar la Vida hasta reducirla a nuestras dimensiones, sino de crecer tratando de abarcarla, aunque esto suponga rompernos por completo una y otra vez.

jueves, 30 de junio de 2011

Eclecticismo



El eclecticismo no es un "revival", ni es algo tan trivial como tomar modelos y elementos del amplio repertorio de la historia (...) y combinarlos en una agradable y bonita presentación. Hay algo más, algo que le da sustancia y esencia, para que no resulte un edificio que nace muerto.
Nicolás Mariscal Piña.

* Citado en : Eduardo Báez macias, "Historia de la Escuela Nacional de Bellas Artes", UNAM, México, 2009. Ilustración: "New Lepidoptera Heterocera", W.Purkiss (1890) para Proceedings of the Zoological Society of London.

martes, 21 de junio de 2011

Más Vida, Miquel Martí i Pol


Mountain Landscape, Derek McCrea


Más Vida

Es bueno saber permanecer cuando todo incita
a desistir.
Cerremos, si es necesario, las puertas
y convirtamos la casa en un reducto
donde cada cosa, poco a poco, retome
dimensiones comprensibles y amigas.

Nada nos limita salvo el rechazo
de este espacio. En la incertidumbre granan
voces y más voces y a lo lejos el mar propone
el impulso del viento y la luz de las rutas.
Siempre el poniente convoca fuegos y auroras.

Saber permanecer, he aquí la consigna,
y preservar cadaquién el pequeñísimo
terreno en que proclama, altivo, más vida.


L'àmbit de tots els àmbits (1980)

domingo, 12 de junio de 2011

Frutos silvestres



El desencanto es una medicina en la medida que nos ayuda a ver las cosas tal como son y no tal como quisiéramos que fueran, pero es también un veneno potencial que puede insensibilizarnos o inmovilizarnos. A menudo queremos estar preparados, más de la cuenta. Tratamos de preveernos de lo malo, y de lo demasiado bueno, midiendo cada paso y cada palabra, temerosos de la traición de nuestra sombra o incluso de nuestro aliento. De un posible vaho capaz de revelar que albergamos en nuestro interior el calor de las cosas vivas, de recordarnos de qué lado del espejo nos encontramos; cuál es la carne y cuál el reflejo.

Uno se lo piensa mucho antes de escribir sobre aquellas cosas que insospechadamente descienden a la raíz y remueven el fondo, despertando las voces de aquellas criaturas que, a pesar de no existir, permanecían allí dormidas. Cuando abren perezosas sus grandes ojos, vemos con ellas cosas que antes parecían no estar ahí. Nos empujan hacia las paredes entre las que nos encerramos, como si quisieran golpearnos con furia, sólo para que descubramos que todo el muro era una ilusión.

Y a veces uno se cansa de las líneas domesticadas, de las palabras bien portadas que han perdido aquel olor salvaje con el que nos acompañaban mientras cruzábamos a solas el bosque y decidieron seguirnos. A veces uno debe alejarse de las cosechas y volver redescubrir los frutos silvestres, unas veces más amargos, y otras más dulces que aquellos del agricultor, pero que en todo caso no están allí para ser explotados, ni serán arrancados aún verdes para madurar artificialmente en el viaje hacia el supermercado.

Hay lecciones que resultan demasiado caras como para ser desaprovechadas. Lecciones como un pasaje encantado que nos llevan, a través de la ruptura, más allá de nuestros propios límites; Allí dónde es tan difícil - como innecesario- dar explicaciones.
A veces partimos de una casa que fue un cascarón, con una o dos maletas, hacia un futuro a menudo imaginado, siempre incierto. El camino es en ocasiones una cuerda suspendida en el vacío, pero miramos al frente para no perder el equilibrio. Miramos atrás, a veces, y no sabríamos decir cómo salimos de aquella trampa, o cómo recuperamos el camino después de un largo extravío. Los finales se mezclan con los principios; repetimos escenarios y diálogos que más nos gustan como si fueran el estribillo de la canción de nuestros huesos.

Hay mañanas en las que todo parece nuevo, posiblemente porque lo es. Días en los que, sin previo aviso, las puertas se abren, las cosas ya no son lo que eran, aunque nos cueste tanto creerlo y aún más aceptarlo. Aquello que nos rodeaba, o aquello que nos habitaba, ha cambiado, por mucho que temamos ser engañados y terminar confirmando nuestra expectativa de fracaso. Y una parte de nosotros se ha preparado ya para dar el salto -por más que tenga que cargar con el peso de nuestro recelo-, y remontar el vuelo hacia un paisaje desconocido, desde el que abordar nuevas tareas y acunar nuevas preguntas.

Todo lo extraño en nosotros nos devuelve al espejo, a tomar conciencia de aquello que no queríamos, no podíamos, o no sabíamos ver de nosotros y del mundo hasta el momento. Tal vez necesitemos nuevas palabras para describir nuevas sensaciones, nuevos objetos de referencia. Tal vez nuestras palabras se transformen simplemente en una sonrisa, o en el desencadenante de una serie de acciones. A veces es mejor no saber qué va a pasar, especialmente si eso significa que estamos recuperando nuestro presente.

domingo, 5 de junio de 2011

Notas de otra época IV: Buscando en los libros


The Fall (2005), Chris Peters



Buscando libros


A la hora de buscar libros, es útil fijarse más allá de la portada y la sinopsis, en datos como obras del autor y de la editorial. Al igual que se encontramos “estilos” ( y “modas”) en el vestir, también los encontraremos en el mundo editorial, así como en las corrientes interpretativas de la historia. Si prestamos atención a estos datos, en combinación con nuestras lecturas, podremos identificar qué estilo personal, corriente y época corresponde a cada autor, de modo que, por acumulación de estos datos, acabaremos por tener un contexto que nos permitirá saber con bastante exactitud qué podemos esperar de un libro sólo con ojear esa páginas de créditos comúnmente ignoradas. Por esto resulta muy importante dar referencias completas a la hora de mencionar una obra, o citar un fragmento de la misma. Es una norma de cortesía entre los buscadores, el tipo de trabajo que no se hace tan sólo para uno mismo, sino también para los demás, y para la búsqueda en sí.

Pero no se trata sólo acelerar y precisar el resultado de nuestra búsqueda (y la de otros), sino, al mismo tiempo, ser capaces de discernir las particularidades de cada texto. Creo recomendable considerar la objetividad como un valor que debe anteceder a la detracción, antes de apasionarse con un punto de vista dado.

Todos estamos enlazados con el tiempo en el que vivimos, y al que pertenecemos, que ejerce el poderoso influjo de su presencia continua, consciente o no, a nuestro alrededor. En segundo término, todos estamos influenciados por la cultura en la que hemos sido educados, o bien por la “tradición” o “escuela de conocimiento” en la que hemos desarrollado nuestra formación. En tercera instancia nuestra historia personal y nuestro carácter también nos condicionan. El discurso de cualquier autor está teñido en mayor o menor medida por estos tres factores y, en consecuencia, ninguna obra puede ser completamente imparcial. No nos conviene ser ingenuos al acercarnos a ella en busca de información: estas influencias pueden hacer que el autor que estamos leyendo, o la corriente en la que éste se engloba, deforme sutilmente la realidad de la que se está hablando. En el mejor de los casos, se tratará de una visión parcial, pero no dogmática; en el peor, lamentablemente, ciertos autores llegan a hacer trampa, amañando los datos o bien mostrándolos de un modo sesgado, ofreciendo sólo aquellos que convengan a las conclusiones que ocupan su exposición.

Es necesario mantener despierta nuestra capacidad de cuestionar, así como poner un límite a nuestra confianza o creencia, o al menos no regalarlas al primero que pase y “hable bonito”... Debemos respetar el valor de nuestro propio juicio, cuya capacidad de crítica se templará y se afinará con la adquisición de saber y experiencia. Por el bien de nuestra formación y crecimiento, será conveniente contrastar autores, corrientes y puntos de vista, con el fin de compensar o corregir los excesos de cada cuál con su contrario y hacernos una idea más cercana a la objetividad. Si bien cuando alcancemos el grado de madurez correspondiente, será lícito y preciso tomar una visión particular sobre cualquier asunto, que debería seguir evolucionando con nosotros. Sin embargo, hay que tener en cuenta que ser crítico no es lo mismo que andar de criticones o quisquillosos, del mismo modo que adquirir conocimiento no es lo mismo que andar de sabelotodo o pedante.



Piezas Faltantes


El nivel de comprensión depende tanto del autor como del lector. El primero, permanece inmutable, en el sentido que la obra ha sido fijada ( si bien algunos autores añaden notas, introducciones o mejoras en sucesivas ediciones de la obra); el segundo depende de nuestra situación personal. Una interesante experiencia se da con ese libro preferido que suele acompañarnos a lo largo de varios años de nuestra vida, ese al que regresamos cada cierto tiempo, y que cada vez que releemos nos da algo que antes nos pasó desapercibido.

Un obstáculo que podemos encontrar es que, cuando no contamos con un instructor más experimentado al que podamos preguntar, no entendemos algunas referencias o datos proporcionados por los libros que hemos atesorado, y se nos hace difícil situarlos en árbol de nuestro conocimiento… que de repente parece más una escoba despeinada que a un árbol. Pero hay que tener en cuenta que si nos acercamos a libros que provienen de escuelas de conocimiento, con sistemas consolidados, que parecen dirigidos directamente a los “entendidos” en la materia, es normal toparnos con cosas así. Así mismo, en ocasiones encontramos antes el libro que cuenta el final de la película que el que relata el principio. Muchas escuelas comparten conceptos similares o correspondientes, a los que dan nombres diferentes o agrupan de un modo distinto.

Nuestra formación en este sentido se asemeja mucho al montaje de un rompecabezas; empezamos por las esquinas, que son las piezas más fáciles de reconocer, y progresamos a medida que encontramos otras que encajan con éstas… pero siempre hay unas últimas piezas que no sabemos ubicar hasta que todas las de su alrededor nos revelan su perfil. Eso sí, llegar a esa sensación de júbilo súbito y arrebatador de poner en su lugar la pieza rebelde, requiere cierta paciencia.


Subjetividad y comunicación


El conocimiento objetivo es aquel que puede transmitirse de una a otra persona, con la mínima variación en lo que a su esencia se refiere. Si señalo un árbol a otra persona, ésta convendrá conmigo en que aquello es un “árbol”. Ciertamente, luego podemos discutir otros conceptos, como el nombre de su especie o si el color de sus hojas se ve más marrón que verde... Pero en cualquier caso, tanto esa persona como yo tendremos una idea común de lo que es una “especie” de árbol o lo que son “el marrón” y el “verde”- ese tipo de datos, en un ejemplo rudimentario, serían los de carácter objetivo.

Los datos subjetivos son aquellos que no podemos trasladar con la seguridad de que el receptor los perciba tal como nosotros lo hacemos. Esto es, si trato de explicar a alguien lo que significa para mí la visión de ese árbol. Ésta aproximación subjetiva será también lícita para nuestra lectura, y de hecho, en nuestro aprendizaje y formación personal nos veremos obligados a trabajar repetidamente sobre este nivel.

Ahora bien, dada la función referencial de los datos objetivos ( idealmente objetivos sería una definición más adecuada, que pertenecen al espacio común), en nuestra comunicación con otros, a fin de relacionarnos con el debido respeto hacia las tradiciones o escuelas de conocimiento así como hacia otros buscadores, deberemos tratar de no confundir la naturaleza de éstos datos objetivos con la de aquellos subjetivos (o más personales, que pertenecen a la esfera de nuestra intimidad).

Aplicado a los libros (pero también a otros campos), esta lectura subjetiva se aplica cuando hacemos reelaboraciones de las ideas que nos da a conocer el autor, cuando interpretamos a nuestro modo éstas ideas, o cuando dejamos de lado al autor y su intención, para abrazar las sugerencias que sus letras inspiran en nosotros. Dirigida del modo adecuado, esta interpretación puede llevarse a cabo sin que se convierta en un sacrilegio, o una falta de cortesía.

Es posible que al acercarnos a un autor complejo no tengamos ni la formación ni la experiencia necesaria para entender el mensaje que éste quiso transmitir; pero las imágenes que la lectura despierten en nosotros una respuesta, los fragmentos escogidos, leídos y releídos, pueden hacernos pensar acerca de algunas ideas y elaborar teorías propias que cumplan una función en un momento determinado de nuestra vida.
Lo ilícito, lo nocivo, sería creer que esa interpretación es la misma que le dio su autor, o escribir todas esas especulaciones … y pretender convencer a otros de que son el “auténtico” legado del autor que, curiosamente, nadie ha comprendido bien salvo nosotros o nuestro grupo…

Tanto la búsqueda de datos objetivos como la de subjetivos se pueden realizar en la lectura de obras específicas acerca de escuelas de conocimiento, y, sin embargo, es aconsejable de vez en cuando alejarse del género “manual” o “tratado” para echar un vistazo a la literatura. Ya sea en los grandes clásicos, como en pequeñas joyas encontradas dónde menos espera uno (por ejemplo, aquellas obras destinadas a un público infantil), la literatura presenta, a menudo, una visión privilegiada de la vida y las posibilidades del ser humano; y permite al tiempo una mayor libertad en lo que a interpretaciones y reinterpretaciones se refiere.

Más allá de este aspecto, se da el caso de que, frecuentemente, obras bajo una apariencia meramente literaria llevan en sí una carga mayor de información útil y valiosa para nuestra búsqueda que otras obras creadas con fines pretendidamente pedagógicos.