Algunas personas tienen el defecto de creerse las cosas. En algún momento de algún principio cualquiera, alguien "mayor" les da un mapa con una X marcando el tesoro. Les dicen que es una antigua ruta llena de peligros y aventuras que nadie ha realizado en mucho tiempo , fascinándolos. A medida que pasa el tiempo, siguen creyendo en la posibilidad de encontrar el tesoro siguiendo el mapa, sólo que a su alrededor cada vez son más los compañeros se burlan de su "ingenuidad prolongada"; Todo el mundo parece tener muy claro que tal tesoro no existe, que es un cuento para principiantes. Pero el caso es que ninguno de estos burlones ha tenido el valor de adentrarse en la riesgosa ruta, porque la promesa del tesoro no es bastante para ellos. Por otro lado, nadie ha echo el intento de demostrar que no hay nada ahí como para que puedan reír con conocimiento de causa. La conclusión es que, bien sea metáfora, bien una ganancia real, lo más valioso de esta historia es la posibilidad del viaje, de la búsqueda.Mi trabajo final de Bachillerato trató de la Wicca. Contaba con fuentes, referencias y bibliografía, y me supuso un excelente. Acepto que presentar el tema en la escuela y en aquellos años fuera una especie de acto de honestidad "esto es lo que me interesa, y es por esto que quiero saber más", que se invirtió tiempo y esfuerzo y que cumplia con las exigencias formales que se exigían... Pero si yo tuviera que calificarlo, estaría suspendido. O lo que es lo mismo, no habría alcanzado el nivel de suficiencia. Porqué? Una búsqueda no consiste en salir a encontrar lo que esperamos encontrar, sino en salir a encontrar lo que está ahí, nos guste o no, y tener la disposición de digerirlo, tal como es.
Da un poco de miedo pensar a raíz de esto en el nivel que se exige a los estudiantes pre-universitarios, el nivel de madurez que se les supone necesario para salir a enfrentar el mundo... y eso si es que no se han visto en la necesidad de hacerlo antes.
Más tarde, ya en la universidad, algunos profesores planteron esta cuestión al introducirnos al trabajo del investigador. Nos hablaron de personas que llevaban toda su vida dedicados a la búsqueda de las pruebas suficientes para confirmar sus hipótesis, y como, cuando éstas aparecian, podían hacerlo para desmentirla. Por eso, en el fondo, se falsean u omiten pruebas, o se realizan interpretaciones desligadas de las mismas, creando una ilusión de verosimilitud que permite publicar libros y ganar aplausos de una audiencia carente de herramientas para la crítica. Por eso, en lo personal, siento una admiración mucho mayor por esos buscadores aparentemente fallidos que encontraron lo que no esperaban y tuvieron la honestidad de admitirlo, impidiendo el engaño, y la pérdida de tiempo de otros, contribuyendo a la búsqueda común de la humanidad.
Pero el hecho es que, incluso en el seno de la universidad, sin importar que constituya una falta a los principios básicos del método científico, hallamos demasiado casos en los que la información se retuerce para que tome la forma que convenga: Es algo que también se puede aprender allí. Luego, el título resulta más o menos útil en función de cuan "prácticos" hayamos aprendido a ser. Algunos prefieren, no obstante, creer en los principios que encuentran al llegar a una escuela, se identifican con ellos, les juran lealtad. Pueden agregar matices y complejidades a medida que avanzan, perfeccionar ese arte suyo tal vez más tosco que el del resto, pero lo más importante está hecho ya : no confundirán los pilares con los ornamentos.
Antes de escribir un artículo, las ideas se van acumulando como nubes de tormenta, hasta que suena un trueno y empieza la lluvia, y sabes que es el momento de empezar a teclear... por desordenada que sea la escritura, que se estampa en la superfície blanca más o menos tal como llega, cada cierto tiempo nos detenemos a comprobar la corrección de una cita o un dato. No es suficiente recordar que alguna vez alguien nos comentó aquella situación, imagen o ejemplo que tiene la forma exacta que encaja en este punto de nuestro discurso... No, hay que ir a ver si hay algo que confirme su existencia. Y descartarlo si la confirmación no es suficiente, aunque eso eche por tierra tres párrafos y medio. "Nadie lo notaría", pareces oír en susurros. Pero sabes que no es cierto, al menos uno lo notaría, el que escribe y sabe que no conviene disgustar a la conciencia. "Hay que hacer las cosas lo mejor posible", dice ésta. Y nunca se cansa.
El resultado inevitable es que, para cuando está terminado, tras depurar nuestros errores y llenar huecos que no habíamos considerado, tras haber templado el discurso exponiéndolo a las fuentes que lo apoyan y a aquellas que le son contrarias, hemos aprendido mucho más acerca de ese tema al que en un primer momento "sólo" pretendiamos acercarnos.
Nunca seremos poseedores de la verdad, porque la verdad no puede ser contenida en el nivel en el que las palabras habitan, pero el proceso que nos obliga a contrastar nuestras propias percepciones, sin abandonarlas, sometiéndolas a la prueba, al filtro, fortaleciendo nuestros argumentos, enriqueciéndolos y matizándolos es importante en sí mismo. Y, debemos saber, este proceso es una obra abierta, una obra comunitaria, que nunca termina por completo, pero en la que por el bien propio y ajeno deberíamos poner nuestro mejor esfuerzo.
Empecé a escribir estas líneas después de haber visitado algunos blogs escépticos, que es algo que creo conveniente hacer de vez en cuando, dado que en ellos se ofrece a menudo información valiosa acerca de estafas relacionadas con lo esotérico. Sin embargo me sorprendió como en ocasiones los temas a tratar resultan pobremente argumentados, y el ambiente se empapa de una especie de complejo de superioridad hacia las personas que tienen opiniones distintas a las expresadas, comprobando, una vez más, que la razón no asiste a quien carece de sentido común y de una cierta empatía hacia sus congéneres humanos (ser capaz de ponerse en la piel de otros), y que es lo mismo ser creyente de todo que ser creyente de nada si a fin de cuentas ambos cursos desembocan en el mismo fanatismo que rehúye cobardemente los cuestionamientos y reniega de la auténtica naturaleza de la búsqueda.
Sin embargo, debo añadir que, en muchas ocasiones, el trabajo que llevamos a cabo dentro de alguna área en concreto de nuestras vidas y los principios que seguimos para ello es transferible a otras y aplicable en nuestro desarrollo personal. Dentro de los ejercicios de pathworking/visualizaciones que conocí años atrás, uno de los básicos consistía precisamente en enfrentar las diferentes visiones acerca de uno mismo que cohabitaban en nuestro interior, sobretodo la parte condescendiente y la parte culpabilizadora... Una tercera parte se encargaba de conciliarlas para llegar a un justo término medio en el que la toma de decisiones a la hora de seguir nuestro camino fuera guiada de un modo sereno y lúcido, que permitiera soltar lastres innecesarios, corregirnos sin castigarnos y darnos ánimos sin volvernos estúpidos o excesivamente confiados, asegurándonos que avanzamos en la dirección que queremos ir.