Trabajando con la visualización
La visualización es una herramienta de uso sencillo que puede acompañarnos a cualquier lugar, que cabe en cualquier sitio donde nosotros quepamos, y que no precisa de grandes esfuerzos a la hora de manejarla. Cada practicante puede seguir su propia metodología, pero por el bien de su aprendizaje, debería estar dispuesto a mejorarla con el tiempo y la experiencia, e incluso por efecto de recibir nueva información al respecto.
Para adquirir práctica en la visualización es conveniente buscar un tiempo y un lugar relativamente tranquilos y aislados. Muchas personas usan la música con este fin, y uno de los momentos más cómodos para las prácticas, que a veces realizamos incluso sin darnos cuenta, es cuando estamos en nuestra habitación, la casa en silencio, nosotros ya acostados, y a punto de dormir ( aunque posteriormente será importante la capacidad de mantener la atención hasta el final del ejercicio, en lugar de dejarse deslizar suavemente hacia el sueño).
Es importante estar cómodo, relajado y dispuesto. Puede ser útil realizar un ejercicio previo de relajación o simplemente unas respiraciones profundas tomando conciencia de nuestro cuerpo. El objetivo es que cada parte de nosotros (física, mental y emocional) sepa que el día ha terminado y nos lo sacamos de encima sus posibles cargas y remanentes con la misma automaticidad con que nos hemos sacado el abrigo al llegar a casa, y nos hemos quitado los zapatos antes de entrar a la cama. Es el momento de cerrar los ojos y entrar al reino secreto, para organizar y disfrutar de la función en nuestro escenario privado.
Disfrutar es importante, pues como ya se ha comentado, este espacio interno no sólo es un taller, sino también un refugio, un lugar de descanso seguro y agradable al que nada ni nadie puede impedirnos la entrada. También por esto, en el momento de organizar la visualización, de escribir el guión de nuestra representación mental, deberemos recordar prestar atención a aquello que nos gusta y satisface.
Si tenemos problemas en el trabajo, o hemos discutido con alguien, o tenemos miedo de que no nos alcance el dinero a fin de mes, e insistimos en subrayar estos aspectos negativos, no haremos otra cosa que despertar las sensaciones y emociones desagradables que existan al respecto, y en lugar de disfrutar la visualización, la padeceremos. Y, de hecho, esto es lo que ocurre muchas veces, cuando no tenemos conciencia del proceso y simplemente nos metemos en la cama con todas nuestras preocupaciones a cuestas; Nos torturamos a nosotros mismos repitiendo una y otra vez lo que nos preocupa, alimentándolo y haciéndolo crecer, y entrando en un estado de ansiedad que no en pocas ocasiones es motivo de pesadillas, y de largas noches de sueño interrumpido de las que despertamos con la sensación de no haber descansado en absoluto. Lo peor del caso es que esta tortura es completamente inútil y sólo tiene por resultado nuestro propio malestar.
Entonces, a la hora de diseñar nuestra visualización daremos la vuelta a las situaciones que nos desagradan. Imaginaremos que en nuestro trabajo todo está bien, que hablamos calmadamente y hacemos las paces con quien hayamos discutido, o que de alguna manera hemos conseguido llegar a final de mes con más dinero del que preveíamos. Del mismo modo, cuando tratamos de manifestar o atraer algo a nuestras vidas, lo visualizamos como si nos encontráramos en algún momento del futuro en el que nuestro deseo ya se haya cumplido. Por ejemplo, no nos imaginamos buscando casa, sino ya instalados en nuestra nueva casa. Cuantas más sensaciones y emociones impliquemos, más efectiva será la visualización, y puede funcionar añadir muchos detalles aparentemente intrascendentes que ayuden a crear un aire de familiaridad. Por ejemplo, es más fácil visualizarse cocinando en la casa, tendiendo la cama, abriendo las ventanas, etc. que simplemente imaginarse allí quieto sin hacer nada.
Por otro lado, en ocasiones descreemos nuestros propios objetivos y deseos por considerar que dibujan situaciones demasiado perfectas para ser reales. Con el fin de distraer estas ideas, puede ser útil conceder un par de detalles a esa parte de nosotros que protesta por la "perfección", que no se siente identificada con el cambio que le estamos proponiendo, aunque sea a mejor. Así, en el marco de nuestro deseo cumplido podemos incluir detalles como uno de esos tropiezos inofensivos que nos hacen reír, un gris día de lluvia en el que llegamos empapados a casa de la cabeza a los pies, o un fugaz momento de mal humor porque alguien dejó demasiados platos por limpiar o se olvidó de sacar la basura y nos toca hacerlo a nosotros. Dentro del proceso de visualización estas situaciones nos ayudarán a dar un barniz de naturalidad a la recreación, y aunque lleguen a cumplirse junto con nuestro deseo, el balance es positivo y podremos vivir con ellos.
Desapego y agradecimiento
Al igual que en el uso de otras técnicas, aquí el desapego es importante. Como comentábamos en un post reciente (Desapego), para lograr la consecución de nuestros objetivos y deseos puede ser muy útil deshacerse de las ideas de necesidad y exigencia. Nos gustaría que algo pasara, que algo llegara a nosotros, pero si no llega estaremos bien de todos modos.
Esto no sólo nos permite tomar conciencia de nuestro propio bienestar y reforzar la idea de que éste no va a depender de circunstancias en las que nos encontremos en un momento dado, sino que no depender de antemano de nuestro deseo es una buena manera de evitar crear una dependencia (y la carga de sufrimiento que esto conlleva) cuando el deseo se haga manifiesto.
Reconocer y manifestar agradecimiento de modo regular es una gran ayuda al respecto. Antes de empezar un trabajo mágico puede ser conveniente practicar un poco de este agradecimiento, especto a las cosas buenas que ya tenemos o ya experimentamos, e incluso a aquellas malas experiencias que nos han llevado a darnos cuenta de las cosas que no queremos y pretendemos mejorar o sustituir (la lección está aprendida, gracias, me alegro de no tenerla que repetir), así como dar las gracias de antemano por lo que ha de venir, pues todo nos servirá y trataremos de encauzarlo de la mejor manera. Ahora bien, obviamente se aceptan sugerencias, y esas son todo el listado de objetivos y deseos claros que queremos manifestar y que siempre que encuentren el camino limpio de contraindicaciones así lo harán. Al mismo tiempo, esta actitud de agradecimiento nos ayudará a reconocer cuando nuestro deseo se ha cumplido, o cuando se presenta la ocasión para que esto suceda y podamos aprovecharla, en lugar de dejarla pasar.
Disposición y perseverancia
Como se ha ido viendo el trabajo con la visualización, aún en la forma sencilla de enfocarla a la consecución de objetivos y deseos, implica (al igual que influye en ellos) la colaboración con otras áreas y elementos de nuestra vida. Y, como en cualquier otro trabajo mágico, la acción en el mundo "ordinario" es una pieza importante.
Debemos estar dispuestos a actuar, dispuestos a decir sí cuando se presente la ocasión de realizar nuestro deseo o, al menos, de acercarnos lo más posible a él. Porque en ocasiones, cuando el cambio deseado es hacia un área que desconocemos o no dominamos es posible que necesitemos de esa preparación para recibir el deseo cumplido. Ayudamos a acelerar el proceso de manifestación cuando nos dedicamos a crear un espacio en el que nuestro deseo encajará a la perfección, en lugar de resbalar sobre una superficie no preparada y escapar de nuestras manos.
La perseverancia es un elemento importante en este aspecto. Podemos acercarnos progresivamente a nuestro deseo, y alcanzarlo por más lejano que nos parezca, pero necesitamos ser capaces de mantener ese deseo a la vista. Está bien que nos propongamos grandes metas, objetivos y deseos, pero dado que seguramente necesitemos un proceso de preparación para recibirlos, no podemos estarlos cambiando cada año, cada mes o cada semana. Estos objetivos o proyectos a largo plazo requieren ser mantenidos en el tiempo, y su imagen acompañarnos como una marca en nuestro mapa, seguros del lugar al que nos dirigimos y seguros de que llegaremos.
En ocasiones hay rodeos, pero los rodeos tienen un sentido. Por ejemplo, queremos una casa en Madrid, pero mientras estamos ahorrando para conseguirla surge una buena oportunidad de empleo en Barcelona. Prestamos atención a la situación: Aunque temporalmente debamos desplazarnos bastante lejos del lugar en el que queremos vivir, es posible que el empleo que nos ofrecen sea un trampolín para conseguir antes el dinero que necesitamos para adquirir la casa que deseamos, en Madrid. Así que viajaremos, conoceremos gente nueva, y nos haremos con un buen puñado de experiencias, etc. y una vez hayamos terminado con esto, si realmente queremos regresar a Madrid, podremos hacerlo y además tener la casa que soñábamos.
Por último, es necesario tener en cuenta que del mismo modo que nosotros hacemos sugerencias desde la conciencia acerca de lo que queremos vivir o experimentar, es posible que partes de nosotros, o de la Vida en sí nos hagan llegar sus propias sugerencias a través de la inspiración, o de una serie de hechos que se presentan en nuestra existencia. Es como cuando estudiamos en grupo y un compañero nos presenta (no impone) una forma distinta de resolver el mismo problema, conviene escucharla porque puede ser mejor que la que nosotros usábamos, y también hay que tener presente que si no nos convence simplemente bastará con no aplicarla, pero en todo caso es estúpido cerrarse, negarse a escuchar y considerar esa sugerencia como una ofensa, porque el objetivo no es otro que el de resolver un problema, así que nuevamente agradeceremos el gesto.
0 comentarios:
Publicar un comentario