viernes, 28 de mayo de 2010

Visualización práctica, objetivos y deseos (1/3)


La visualización es una técnica básica empleada, en diferentes ejercicios dentro del entrenamiento mágico; desde prácticas para la mejora de la capacidad de concentración, hasta trabajos de exploración del mundo astral (pathworking). En esta ocasión, nos referiremos específicamente a la visualización enfocada a la consecución de objetivos y deseos.

Podría decirse que la visualización en tanto que proceso es el uso de la imaginación para recrear en nuestro interior situaciones, sensaciones y emociones, y la visualización como técnica, el hacerlo de un modo consciente y conforme a nuestra voluntad.


Reacreción
de situaciones


La forma de visualización con la que estamos más familiarizados, incluso fuera del entrenamiento mágico, es la que solemos llamar "película mental". Algunos ejercicios de visualización implican el manejo de imágenes u otros elementos fijos (una figura geométrica, una palabra...), que requieren de un mayor nivel de concentración y sin la práctica necesaria de la habilidad pueden causar cansancio, aburrimiento o desazón. La visualización dinámica, o recreación de situaciones, que sirve perfectamente a la consecución de objetivos y deseos, incluye múltiples elementos y variaciones, atrayendo por sí misma nuestra atención que, como se verá más adelante, es uno de los elementos clave en el proceso de visualización.

Recreación de sensaciones

Las sensaciones llegan a nosotros a través de nuestros sentidos físicos; la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto, así como a través de otros sentidos para los que no tenemos un nombre, como el sentido del equilibrio, del volumen o del espacio.
El objetivo de la visualización es la recreación interior de una experiencia determinada, por lo tanto, aunque -como su nombre indica- el sentido más implicado en el proceso sea el de la vista, cuantas más sensaciones podamos añadir a la práctica, mayor será la consistencia del escenario creado.

La visualización trabaja principalmente con la memoria y la atención. Si no tenemos demasiada práctica en la recreación de situaciones, siempre podemos recurrir a un recuerdo nítido que conservemos del pasado. Cierto momento o experiencia que fue importante para nosotros, en el que nuestra atención quedó fijada y que se ha conservado a lo largo de los años.
Esta clase de recuerdos conllevan a menudo más que imágenes y palabras. Por ejemplo, si recordamos un día en el que subimos a la terraza y había sábanas tendidas, el recuerdo puede incluir el olor de la ropa limpia, la textura de esas sábanas aún un poco húmedas, el deslumbrante resplandor del sol sobre el blanco, la sensación del calor de un mediodía de julio, e incluso el graznido de unas gaviotas que pasaban por allí.

Pero las memorias también se crean. A menudo "pasamos" por la vida de un modo bastante distraído, sin darnos cuenta de aquello que nos rodea. No vemos los rostros de las personas que se cruzan con nosotros por la calle, y tenemos una idea vaga de que las hojas de los árboles son verdes, pero no nos detenemos a observar cuántos tipos de verde existen en un sólo árbol, o cómo los matices de luz influyen en esa gama de colores a lo largo del día. Cuando nos disponemos a trabajar con la visualización llega un momento en el que no podemos depender de memorias de la infancia, por lo que deberemos emplear cierto tiempo de nuestra vida ordinaria a recabar este tipo de datos procedentes de los sentidos, con el fin de poderlos recrear posteriormente el escenario de la visualización.

De nosotros depende aquello a lo que decidimos prestar atención, y puede ser muy beneficioso recuperar o adquirir un sentido poético de la existencia. Todas las acciones mágicas se encaminan a mejorar esta vida de la que somos responsables, ya sea que nos haya sido concedida, ya sea que todo se deba a una afortunada casualidad. Nuestra visión interna y nuestra visión externa son capaces de alimentarse recíprocamente, y ambas dependen de la atención que nos corresponde enfocar. Podemos considerar que nada en la vida es mágico, o entender que todo lo es, podemos prestar atención a aquello que nos desagrada y nos hace sentir mal e impotentes, o podemos prestar atención a aquello que nos gusta y nos gusta sentir bien y nos anima. Pero es necesario entender, en cualquier caso, que se trata de una elección personal.


Recreación de emociones

Usualmente estamos muy apegados a nuestras propias emociones, es decir, nos identificamos con ellas dándoles más poder del que les corresponde, y permitiendo que nos definan. En muchos casos la situación es similar a ahogarse en un charco, por no darnos cuenta de que tan sólo con levantarnos el agua no nos hubiera llegado siquiera a las rodillas. En un mismo día podemos levantarnos eufóricos, deprimirnos a medio día, enamorarnos por la tarde, y sentirnos absolutamente tranquilos por la noche, y estas situaciones se repiten a lo largo de las semanas, los meses y los años. Así que no se trata de reprimir las emociones, sino de ser consciente en primer lugar de su fugacidad, y, en consecuencia, de la posibilidad de cambio en nuestro estado anímico.

Cuando dejamos que nuestras emociones nos definan no podemos imaginar que podamos cambiarlas por otras acordes a nuestra voluntad, pero el manejo de emociones es de hecho mucho más sencillo de lo que pueda parecer. Ya hemos dicho que el primer paso en la gestión de emociones es devolverlas a las dimensiones que les corresponden, el segundo es aprender a identificarlas. De nuevo, como en el caso de los sentidos físicos, hay emociones para las que tenemos un nombre claro (alegría, tristeza, celos..) y otras que deberemos nombrar con nuestras propias palabras (cómo me siento cuando llueve y no puedo salir de casa). Nuevamente el lenguaje poético o metafórico que se ayuda de imágenes y otras sensaciones puede ayudarnos al respecto.

En este punto debemos señalar la correlación y el vínculo que existe entre las sensaciones físicas y las emociones, que es una clave de los ejercicios de visualización, pero también de otros como el uso de fragancias y sonidos, o la conciencia de la postura corporal.
No hace mucho estaba sentada en la terraza de una cafetería con una persona que estimo mucho. El día era soleado y desayunábamos relajadamente, pero yo cargaba con la preocupación de que debía entregar un trabajo y el sistema de entregas hacía días que estaba fallando, así que también estaba impaciente y abatida después del último intento fallido. Entonces la persona con la que estaba me pidió que cambiara de postura, me dijo "Fíjate, estás un poco encorvada, con el ceño fruncido, llevas tu mano a la frente constantemente y miras hacia abajo. Por favor, endereza tu espalda, quítate la mano de la cara y mira al frente". Lo hice pensando que no funcionaría, y sin embargo a los pocos segundos, no sólo mi ánimo era completamente otro, sino que era incapaz de sostener la actitud en la que me hallaba un momento antes.

Nuevamente, en el manejo de las emociones, la atención es una herramienta de la mayor importancia. Nuestro cuerpo, y otras partes de nuestro ser de las que nuestra conciencia es responsable, son como un animal que no pueden decirnos a través del lenguaje hablado si tienen hambre, sed o qué les duele, por lo que debemos observar síntomas, situaciones y posibles causas para dar el tratamiento adecuado. En ocasiones podemos pensar que algo que nos dijo otra persona nos causó un gran enojo, pero la causa real es simplemente que teníamos hambre, y en ausencia de ese hambre las mismas palabras no nos hubieran ofendido en absoluto. Esto es identificar nuestras emociones.

El tercer paso es aprender a desplazar las emociones no deseadas por aquellas que queremos en nuestra vida. Una vez hemos identificado una emoción no deseada, relativizamos su importancia, nuestra identificación con ella y la dejamos pasar. En su lugar atraemos la emoción deseada, que puede ser simplemente calma. En el caso de la visualización lo hacemos a través de la recreación de sensaciones vinculadas con ella que previamente hemos recabado y han pasado a formar parte de nuestro inventario personal. También nuestro cuerpo tiene memoria, de modo que podemos hacerle recordar cómo es sentirse bien.


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