Mushishi es un serie de manga y anime, escrito y dibujado por Yuki Urushibara. Las diferentes historias que presenta giran entorno a la existencia de unas formas de vida primarias, parecidas a microorganismos, que reciben el nombre de mushi y conforman un reino a parte de los conocidos (vegetal, animal, fungi,...) entre los que se desarrollan a través de diversos métodos de adaptación al ambiente, incluyendo relaciones simbióticas y parasitarias. Estos mushi a penas se distinguen de la esencia de la vida misma, por lo que sólo algunas personas pueden percibirlos e interactuar con ellos de un modo consciente, mientras que otras, afectadas por su presencia, no llegan a entender cual es la causa de los fenómenos o enfermedades que experimentan por su causa.
El mushishi, por su parte, es un individuo que, además de poder percibir la presencia de mushis, tiene el conocimiento necesario para tratarlos y remediar algunos de los efectos negativos derivados de su contacto con los humanos. Podrían considerarse médicos o brujos, pero parece más adecuada la expresión "hombres (y mujeres) de conocimiento". Usualmente viajan con frecuencia para ampliar sus conocimientos o acudir a la llamada de aquellos que solicitan su servicio.
El mushishi principal de la serie, y elemento en común de las distintas historias que se narran, es uno de estos viajeros, llamado Ginko. Pero más que un héroe, Ginko es un guía que nos acompaña y abre las puertas a las diferentes situaciones y personajes que encuentra su viaje, para que podamos conocerlos a través de sus ojos.
Encontré la serie por casualidad, y empecé a verla en primer lugar cautivada por la belleza de los paisajes y ambientes recreados ( a pesar de la peculiaridad de Ginko, la serie se desarrolla en un entorno feudal, abundando bosques, campos, playas y pequeñas comunidades, y la belleza de las imágenes se añade la de la música que las acompaña), y posteriormente por la originalidad del planteamiento.
A medida que avanzan los capítulos, sin embargo, las historias presentadas invitan constantemente a una serena reflexión acerca de las personas y las comunidades humanas, sus esperanzas, miedos, preocupaciones, sus modos de vivir y adaptarse... Y cómo esto interactua con el resto del mundo vivo, o del la realidad misma, aún en aquellos niveles de realidad que normalmente no se perciben desde la experiencia humana.
En muchos aspectos, para aquellos que trabajamos con magia, o que tenemos alguna noción de como la realidad se extiende más allá de los límites de nuestra percepción común, (en muchas oscasiones los mushi podrían equivaler a lo que llamamos fuerzas o seres elementales), Mushishi es una fuente muy instructiva. No sólo porque a lo largo de las diferentes narraciones se muestra cómo todo tiene un precio, y cómo no hay nada que podamos hacer por ayudar a otros si otros no lo desean.
No existe en la obra un discurso que trace una línea divisoria entre el bien y el mal, sino que, por el contrario nos remite a la vida misma, a situaciones en las que la convivencia es posible, y aquellas en las que no. El mushishi debe estar de parte de los humanos, lo que no significa que no respete el resto de formas de vida, o que no comprenda lo profundos errores que la humanidad comete, no sólo contra el resto de seres vivos, sino con los de su propia especie.
Del mismo modo, se muestra la atracción de los humanos hacia las "cosas brillantes" o misteriosas, proyectando sus propias interpretaciones sin conocer la realidad de aquello a lo que va al encuentro, acercándose por ingenuidad o codicia, sin considerar siquiera el riesgo que esto pueda suponer para otros o para sí mismos.
En consecuencia, se plantea también la oposición entre ese misterio adorado o temido, y el conocimiento desmitificador que, sin embargo, no implica una falta de respeto hacia las fuerzas con las que trata.
En conclusión, Mushishi es más que una serie original, una obra espléndida tanto en forma como en contenido. Puede encontrarse completa (26 capítulos) en versión original subtitulada en español en Mushishi , gracias al trabajo de Akiranime09 .
"The sore feet song", de Ally Kerr, opening de Mushishi.
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