miércoles, 19 de mayo de 2010

Las herramientas y el camino entre mundos

"...¿ Y si soñaras que ibas al cielo y allí recogías una extraña y hermosa flor?
¿Y si cuando despertaras tuvieras la flor en tu mano? ..."

Samuel Taylor Coleridge



Lady Hamilton as Circe (1782), George Romney


En el inicio del entrenamiento mágico, con el fin de familiarizarnos con las estructuras rituales, se hace énfasis en elementos externos como las herramientas (vara, cáliz, pentáculo, athame, etc). Y es curioso, a medida que adquirimos experiencia, comprobar cómo alguno o varios de estos elementos termina por caer en desuso, o resulta completamente prescindible, cuando tenemos que trabajar en cualquier lejos de nuestro arsenal mágico.

Por lo mismo, podríamos pensar que durante el entrenamiento se nos introduce a la mala costumbre de acumular parafernalia inútil, sin darnos cuenta de la función que esta cumple en nuestro aprendizaje. Muchas personas aprenden a ir en bicicleta con la ayuda de las rueditas auxiliares, que para eso existen. Lo extraño sería que cuando estas personas ya sintieran la seguridad necesaria para mantener el equilibrio por sí mismas se aferraran a sus ruedecillas y negaran la posibilidad de prescindir de ellas.

El proceso de conseguir las herramientas mágicas en sí forma parte del aprendizaje, así que se debería descartar de entrada la idea de ir a nuestra tienda esotérica de confianza con la lista de la compra. Si nuestra formación mágica se inicia en la búsqueda de esas herramientas mágicas ésta constituye en sí un primer trabajo que nos lleva a relacionar los mundos físico y astral, poniendo a prueba nuestras habilidades a la hora de movernos entre ellos.

En mi caso, la búsqueda de las herramientas inició con una serie de pathworking centrada en el contacto y exploración de las propiedades de los reinos elementales. Una vez bien empapada de las nociones, sensaciones, asociaciones, etc. derivadas de estos recorridos astrales, así como de las propiedades y funciones de la herramienta misma, llegaba el momento de condensarlas en la imagen de la herramienta personal.

Para empezar a trazar y abrir el camino personal que va de un mundo a otro, esta herramienta debía ser posteriormente localizada o elaborada en el plano físico. Obviamente, la imagen de la herramienta física, aún compartiendo atributos como material, tamaño, forma, color, etc., no siempre correspondía al cien por cien con la imagen creada en el astral, sin embargo, una vez realizado correctamente el vínculo entre ambos mundos, una imagen y otra podían superponerse mentalmente con suma facilidad.

En este proceso, la consagración de las herramientas era un añadido, una muestra de respeto hacia los Dioses, o hacia el Arte, una presentación del trabajo ya realizado, del objetivo conseguido. Las herramientas son una extensión de nosotros mismos, y una prueba de nuestros primeros logros, y es importante entender que su contraparte física es sólo la punta del iceberg.

Una vez superada la fase de elaboración de herramientas, y tras haberlas usado y probado y tenido en su lugar correspondiente en el altar durante los rituales por el tiempo que esto era necesario, podemos guardarlas tranquilamente, o incluso destruirlas para mayor seguridad (lo que no se debe hacer es dejarlas en manos de otra persona, por lo mucho que tienen de nosotros mismos), porque, de hecho, no las necesitamos en esa forma física concreta.

Las herramientas son una parte de nosotros que podemos separar y proyectar en cualquier objeto que cumpla con los requisitos mínimos. Por decirlo de algún modo, poseemos el "espíritu" de nuestra herramienta, con el que podemos imbuir de forma permanente o transitoria un objeto similar, siempre que previamente haya sido limpiado (y esta es la función real de la "consagración" de las herramientas).

Esto pudo resultar muy útil en tiempos de persecución, uno podía deshacerse tranquilamente del arsenal comprometedor sin perder nada de importancia o, más práctico aún, cuando podía emplear como herramienta mágica cualquier utensilio doméstico cuya apariencia no fuera susceptible de levantar sospechas. Y en la actualidad puede servir para tener la seguridad de estar preparados para responder a nuestras necesidades mágicas con cualquier cosa que tengamos a mano, y para tomar conciencia del modo en cómo funciona la magia.

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