lunes, 26 de octubre de 2009

Los Antepasados

Tenemos presente el ciclo de las cosechas, sabemos que el grano germinará, que la planta crecerá y dará a su vez nuevas semillas, antes de caer. Sabemos que unas generaciones suceden a las anteriores, y pensamos en los antepasados... Desgraciadamente en el paganismo se suele hablar de los "antepasados" o "ancestros" remotos, adecuadamente envueltos en un aura de misterio y perfumados con cierta diluida sacralidad. - Y, como he comentado en varias ocasiones, esta manipulación de los orígenes parece constituir una acrobacia que adquiere mayor mérito cuanto más se aleje el salto imaginativo de la realidad de un pasado histórico-.

No es que el culto a los antepasados sea necesariamente falsario, muchas culturas a lo largo del tiempo lo han venido realizando; Sin embargo pondría mi mano en el fuego por que éstas tenían, por un lado, una actitud más reverente hacia sus ancestros y, por otro, no ignoraban por completo -como hoy se parece ignorar- la diferencia entre un humano real y una imagen que encarna en un momento dado un ideal o un arquetipo (así fuera a través del mecanismo de cambio de condición existencial; por ejemplo, el antepasado era santificado, o convertido en un semidiós, etc.).

Otra tendencia de tipo evasivo que aparece entre algunos paganos (y entre no paganos) es la de los llamados otherkin , quienes sostienen que, en realidad, son ángeles, vampiros, elfos, o cualquier otra cosa atrapada en un cuerpo humano. Tanto en la deshumanización del culto a los antepasados como en la cuestión de los otherkin, parece existir una necesidad natural de pertenencia e identificación, si bien el modo en el que técnicamente se resuelve ésta resulta contradictorio... como si se tuviera hambre pero se dejara el plato en la mesa, para asomarse a la ventana y añorar el sabor que deben tener las nubes, aferrados a la idea de que resultarían más nutritivas.


Parece actualmente impopular pero necesario recordar el valor de lo humano. Dejar, aunque sea por un momento, de echarse a correr detrás de cualquier cosa que brille y prometa espectacularidad - a menos, por supuesto, de que sea mero espectáculo lo que buscamos-. La brujería puede llevar a cabo impresionantes efectos, pero los elementos que las hacen posibles pasarían inadvertidos a los ojos de la mayor parte de aspirantes a conocer los secretos del Arte... Precisamente por tratarse de cosas simples y aparentemente insignificantes. La maravilla siempre está cerca, inmediata a nuestra cotidiana experiencia; El problema es más bien desarrollar el sentido que nos permite percibirla e interactuar con ella. De vez en cuando, aunque sólo sea por hacer la prueba, conviene acallar el ruido y la urgencia y prestar atención a aquellos elementos más sutiles que amalgaman la realidad que vivimos.


En este contexto, pocas ocasiones he oído hablar de los “antepasados” inmediatos, es decir, nuestra familia. Mientras se vive en la casa familiar, se puede fantasear con que somos personas completamente distintas de aquellos que nos rodean, sentirnos completamente incomprendidos, y planear un futuro que idealmente nos aleje aún más de este familiar punto de partida... Pero cuando los años pasan, y las experiencias se acumulan – y, a menudo, incluso se repiten -, en la soledad desde la que nos vemos obligados a tomar decisiones, tal vez observándonos a nosotros mismos distraídamente, es muy posible descubrir con sorpresa cuan innegable resulta nuestra procedencia...

La familia tiene un peso significativo en nuestras vidas, no importando tanto si estamos muy apegados a ella o si, por el contrario, llevamos una vida más independiente y no tenemos demasiado contacto con nuestros parientes. La familia es el primer grupo humano al que pertenecemos, y de una manera u otra nos proporciona las primeras herramientas - también los primeros obstáculos- para nuestro desarrollo vital, cuyos ecos se dejarán oír, con mayor o menor sutileza, en el resto de nuestros días. Aclaro en este punto que NO soy partidaria del determinismo, de manera que no creo que dependa de nuestros vínculos familiares lo que como individuos responsables de nosotros mismos podamos llegar a ser. No obstante, la información que una exploración atenta de estos vínculos familiares puede llegar a proporcionarnos no es nada desdeñable.


Nuestra herencia familiar no es exclusivamente genética, sino también cultural (particularmente, me inclino a pensar que la segunda llega a pesar más que la primera). De nuestros padres y otros familiares heredamos rasgos físicos que pueden suponer ventajas, desventajas o ninguna de las anteriores; adquirimos también modelos primarios de comportamiento, que, con el tiempo, decidiremos si seguir, rechazar, o dejar ahí porque tenemos otra opción - tarde o temprano, uno acaba por entender que aquellas personas que hicieron posible sus primeros pasos en el mundo han concluido su parte del trabajo, y depende de cada individuo el concluirlo satisfactoriamente-.

Más allá de esto, nuestra historia familiar constituye un compendio de experiencias que nos anteceden y de las que, conscientes o no, somos partícipes. Ignoro cuáles son los mecanismos que operan en esos casos, pero en no pocas ocasiones, como si de un ciclo trágico griego se tratara, determinada falta cometida en un momento dado resulta expiada en una o dos generaciones posteriores. Y así como en nuestra vida particular nos encontramos con situaciones que se repiten hasta que aprendemos lo necesario para desentrañar el nudo del bloqueo, o bien hasta que nos concienciamos lo suficiente como para no tropezar de nuevo con la misma piedra, parecen existir situaciones familiares que se repiten a través de varias generaciones. Algo que parece terriblemente injusto desde la perspectiva individual, pero que, sin embargo, no carecería de lógica si pensáramos en la familia como una unidad que avanza a través del tiempo del mismo modo en que nosotros como individuos avanzamos en nuestra vida.


En estos tiempos en los que la individualidad de la persona se da por sobreentendida pero sin embargo las gentes corren a buscar extraños grupos ideales a los que aferrarse, tal vez debería plantearse uno qué sería realmente un clan, una tribu, un linaje... o cualquier otro de esos sustantivos que cuentan hoy con más apariencia que significado real. Una especie de mente colectiva que surge por agregación de generaciones, que incide sobre aquellas que van tomando los lugares que sus precedentes dejaron al morir y que, buscando su propia supervivencia, se enlaza con otras para diversificarse en ramas lanzadas hacia el futuro. Así, recopilando las historias de nuestros parientes podemos verlas como las posibilidades que esta mente colectiva consiguió para pervivir; desde una infinidad de variaciones sobre un mismo tema, hasta una combinación que da como resultado una propuesta completamente diferente, líneas genealógicas que ya se cerraron y otras que siguen abiertas y funcionales. Así realmente no importaría demasiado cuan cercano o lejano se sienta uno respecto a su familia, esté dónde esté, seguirá formando parte de la misma; así sea en calidad de excluido. Imaginemos una familia en la que padres y hermanos son alcohólicos, menos uno. Este uno, por salud mental, deberá alejarse del resto y hacer su vida de manera independiente. A sus padres y hermanos, no obstante, les deberá por siempre ese modelo tan claro de lo que no estaba dispuesto a aceptar.


Se acerca la festividad de la víspera de Noviembre, Samhain, Halloween o el Día de Muertos, momento del ciclo anual dedicado a la conciencia de nuestra propia mortalidad y el rol que juega la muerte misma en el ciclo vital, así como a la memoria de aquellos que nos precedieron - En varias culturas se sostiene aún la creencia de que las almas de los difuntos regresan al hogar para compartir la velada con los vivos - .


Debería ser el momento adecuado para meditar acerca de lo que llamamos antepasados, o ancestros. “Es más fácil amar a la humanidad en general que al vecino” (Eric Hoffer). También parece más fácil hacer ese salto imaginativo al pasado remoto para encontrarnos con lo que nos gustaría encontrar que enfrentar la idea de una familia, de una familia como la nuestra, que simplemente se remonta muchos años atrás... significa aceptar el fardo que, junto a las posibles virtudes, lleva el peso de defectos y faltas cometidos por otros. Significa plantearse si deberemos ser conservadores o innovadores al respecto. Significa comprender que es nuestro momento, y sólo nosotros decidiremos hacia dónde crecerá la rama que encarnamos, en la búsqueda del sol.


Podemos imaginarnos una especie de cena de Navidad, con todos los invitados de costumbre, los que adoramos y los que detestamos, con los momentos de risa y complicidad, y con las situaciones incómodas, comentarios fuera de tono y demás, etc. y luego multiplicar el número de asistentes y situaciones por las generaciones hacia atrás que creamos convenientes (diez?, cien?, mil?): El resultado sería la reunión verosímil con sólo algunos del conjunto de nuestros antepasados. Tal vez antes de plantearnos con quienes estaríamos de acuerdo y con quienes estaríamos en completa oposición, deberíamos averiguar con cuántos compartiríamos idioma. Seguramente una reunión del tipo rompería más de un esquema y eso que sólo estaba pensando en antepasados familiares... imaginemos qué pasaría si pensáramos en los antepasados de una comunidad entera, de una región, de un país, etc.


Fueran como fueran sus existencias, consiguieron sucederse de modo que posibilitaron nuestra llegada a la vida. Abrieron caminos en el mundo que podemos escoger seguir o rehusar, ahora, en nuestro turno. Eso es lo importante, ese es el motivo de respeto: La “herencia” que nos dejaron no son unos rasgos en común o una tradición que perpetuar aún cuando desconozcamos su profundo sentido: La herencia real es una cartografía de opciones vitales cuyas líneas están escritas con la sangre de los que alguna vez pisaron la tierra antes que nosotros. Nosotros decidimos si seguir esos caminos o abrir otros nuevos, pero contamos con la información que recopilaron y dejaron en nuestras manos.


Deberíamos – creo – pensar en nuestros antepasados como personas reales, humanas, en su mayoría “comunes y corrientes”, o al menos conservar esta idea al lado de los inspiradores “antepasados-heroicos-arquetípicos” . Esto significa, entre otras cosas, empezar a dar el valor que se merece a nuestra abuela, o a cualquier familiar vivo... En lugar de esperar a que muera para mostrarle nuestro respeto o plantearnos la importancia que tuvo en nuestra vida. Seguramente nuestra abuela no es la gran bruja del pueblo, pero puede ser aún más impresionante descubrir a la persona que más allá del rol de abuela, a la joven, o a la mujer madura que un día fue, y todo lo que vivió hasta vernos nacer. Puede que al final incluso lleguemos a ver a la persona que hoy es.


Significa, también, que podemos ver desde otra perspectiva, más profunda y humana, las relaciones que mantenemos con nuestros parientes y la colección de historias familiares. Tal vez sea el momento de ir a su encuentro si no lo hemos hecho antes, para escucharlas de primera mano por algunos de sus protagonistas, y recoger los ecos antes de que se pierdan, inaudibles, en la lejanía. Significa explorar nexos y correspondencias que ni siquiera habíamos percibido. Descubrir las bendiciones y maldiciones que la familia carga consigo, y pensar qué vamos a hacer al respecto, ahora, en nuestro propio tiempo.


Suele suceder que nos olvidamos de lo más cercano, pero no tiene demasiado sentido pretender reunirse con los antepasados muertos, si apenas hemos prestado atención a la familia viva; como no lo tendría empeñarse en seguir el rastro de las huellas apenas distinguibles en la piedra si antes no hemos aprendido a leer las huellas recientes sobre la nieve.


miércoles, 21 de octubre de 2009

Grupos de manipulación psicológica

A raíz del comentario de Violeta en el post sobre el aumento de las sectas, surgió la idea de que el significado de la palabra "secta" ha variado en las últimas décadas, asociándose hoy, casi invariablemente, a sectas nocivas. Para distinguir éstas de lo que sería un grupo reducido de participantes, fui a por una definición más afinada, y encontré la que la que ofrece la AIS. "Grupos de manipulación psicológica".

Un grupo de manipulación psicológica (“secta coercitiva”) es una organización cerrada y de funcionamiento autoritario, que puede presentarse como ONG, asociación, grupo religioso, cultural, científico, político, artístico, terapéutico, etc. y en donde se exige la absoluta dedicación o devoción de sus miembros a una persona (líder), idea u objeto y en donde se aplican de forma sistemática procedimientos de influencia no ética (psicológica, control de la personalidad).

La dinámica de estas organizaciones puede provocar en sus miembros una total dependencia del grupo y/o del líder, en detrimento de sus relaciones personales y familiares, pudiendo generar diversas alteraciones psicológicas (inestabilidad emocional, incapacidad para mantener relaciones afectivas normales con personas fuera del grupo, etc.), sociales (alteración de las relaciones familiares y amistades, reducción o anulación de la capacidad para comunicarse libremente con personas externas al grupo, etc.) y físicas (alteración del sueño, desnutrición, deterioro del funcionamiento general, etc.).

Los grupos de manipulación psicológica tienden a presentarse bajo diversas formas para atraer al mayor número posible de seguidores y ocultan sus verdaderos objetivos, así como información relevante que pudiera generar desconfianza en sus futuros seguidores.

El principal objetivo de este tipo de organizaciones se centra en la obtención de poder a diversos niveles: personal, institucional, político y económico, por citar los más relevantes.

Los grupos de manipulación psicológica pueden inducir un trastorno de dependencia entre sus seguidores, con síntomas similares a los observados en otras socioadicciones o dependencias no farmacológicas (por ejemplo, dependencia interpersonal, dependencia a Internet, etc.).

Nótese que no reduce la existencia de grupos coercitivos al ámbito del culto o práctica religiosa, o al de las creencias... sino que lo amplia a otros como el laboral, político, etc. Esto es importante porque a muchas personas pueden ponerse en guardia ante la mención de algo "mágico" o "religioso", pero por algún motivo omiten tranquilamente cuando la agresión o el peligro tiene otro origen.

Acerca de los procedimientos de manipulación psicológica destaca la búsqueda de puntos débiles y la posterior culpabilización. Esto puede ligarse al empeño por hurgar en el pasado de la persona reclutada, y en la obligatoriedad de realizar confesiones personales de manera pública (ante el grupo).

El grupo busca los puntos débiles de la persona, y si no se encuentran se crean, para más tarde proponer cursos, retiros, charlas, lecturas y otras actividades para buscar soluciones. Asimismo, esos puntos débiles se emplean para culpabilizar a los miembros.
Se altera la personalidad a través de la obligación de confesar al grupo los propios defectos y debilidades, para acabar mostrando al individuo que sin el grupo no hará nada.

Hay otros factores señalados por la AIS, como el establecimiento de unos programas que ocupen el tiempo, las energías y la mente de la persona reclutada, que captando su atención, en todo momento, de modo que la persona pueda ser posteriormente dirigida sin reservas hacia el fin que convenga al líder o líderes del grupo. A este respecto, creo importante señalar que existen grupos de trabajo no manipuladores que prsentan una dinámica que exigen un compromiso y trabajo que en determinado momento puede resultar difícil de entender desde fuera, sin embargo,en los grupos de trabajo real (y no nocivo), no existe captación, siempre queda un espacio reservado al individuo, sus decisiones, su privacidad, y lo que se fomenta en un grupo sano no es en ningún caso la dependencia, sino la coordinación.

En los grupos coercitivos, existe una amenaza velada o no de extorsión y castigo. Si la persona reclutada piensa en abandonar el grupo, toda la información que ha sido recopilada - vía, por ejemplo, las mencionadas confesiones públicas - acerca de la persona será revelada y usada en su contra. En grupos de corte esotérico, mágico o religioso, pueden existir amenazas de ataque en forma de maldiciones. En grupos de poder social, político, etc. podría ser la amenaza de que el grupo usara sus "contactos" para destrozar la vida del desertor.

Acerca de las posibles consecuencias en la vida de los captados por estos grupos, la AIS señala que las personas muestran cambios de actitud hacia el entorno previo (lo que, en principio, podría hacer cualquier persona sana que decide introducir cambios en su vida después de darse cuenta de que no está en el lugar que quisiera estar), pero con el importante matiz de que no aceptan críticas y reaccionan con irritabilidad, sumado esto a la aparición de un discurso monotemático. Otro factor importante es que estas personas pueden mostrarse excesivamente autocríticas - y culpables -, tolerando como compensación y justificando el abuso (económico, laboral, sexual) que se pueda estar haciendo de ellas.

Este es un tema delicado para las personas que formamos parte de grupos de trabajo, o los que trabajamos con magia, o los interesados en el crecimiento personal... como comentábamos, hay mucha ignorancia ( odesconocimiento) suelta por el mundo y muchos dedos deseosos de señalar, acusadores. También uno puede encontrarse con el problema de explicar a otros "en qué está metido", no porque tenga que dar explicaciones, sino por no preocupar a aquellos que le importan pero no saben de que vá todo eso, y pueden asustarse ante los cambios que está introduciendo en su vida (un cambio de trabajo sorpresivo, una separación después de una relación larga, cambios de grupos de amigos, etc.). En estos casos, lo mejor que uno puede hacer es demostrar simplemente que está bien, que no perdió su sentido común y que sus acciones tienen un sentido.

En el trabajo real, como he comentado en varias ocasiones, los cambios se efectúan de un modo progresivo, de modo que las personas ajenas a ellos que nos rodean tienen tiempo de aceptarlos. En este punto existe una gran diferencia con los grupos de manipulación (que no he leído en los textos de la AIS), puesto que los manipuladores suelen emplear la euforia para vencer la resistencia del sentido común de los reclutados, algo que encontramos tanto entre fanáticos religiosos como en los procesos de selección de vendedores para empresas multinivel...

También existe el factor "panacea universal". Los grupos de manipulación suelen ofrecer la ilusión de un remedio a todos los males si uno permanece con ellos. A traves del grupo obtendrás cualquier cosa que necesites en los niveles laboral, afectivo, de salud, etc. Tan fácil como presionar el botón de reseteo existencial, y empezar todo de ceros... con el material que te den para llenar el gigantesco vacío creado.
En los grupos de trabajo real, se sabe que tal solución única no existe, que los conflictos, o problemas, mejoras y cambios en general se abordan de uno en uno y según lo que su naturaleza exija - sentido común-. Se acepta que cada persona tiene una vida particular, y que el crecimiento suele ser de naturaleza no lineal. Según la tradición, puede concederse mayor o menor importancia al pasado, pero no se va a pedir que la persona se exponga, o exhiba sus puntos débiles, y tampoco se le va a pedir - ni mucho menos exigir- que corte radicalmente y de un solo hachazo con todo lo que deja atrás, aún cuando la persona lo quiera, precisamente porque hay que tener bien pensado por qué se va a sustituir aquello que desechamos de nuestras vidas... para que no acuda a ocupar el puesto algo igual, bajo otra forma, o incluso algo peor.

domingo, 18 de octubre de 2009

NdP: Los adeptos a las sectas se disparan por la crisis

Fuente: 20 minutos.es

Los adeptos a las sectas se disparan por la crisis en Valencia

Carlos Navarro 12.10.2009
"Nunca creí que pudiera entrar en una secta. Pensaba que entraba gente débil o con problemas. El hecho es que sí, yo también entré y afortunadamente pude salirme, porque estuve a punto de romperme yo y todo lo que tenía". Este es el testimonio de Manuel J., una de las miles de personas captadas por sectas, en este caso, a través de unos cursos para acceder a una entrevista de trabajo.

Y es que la actual coyuntura económica y el estado de desesperación y angustia que puede llegar a generar son el caldo de cultivo perfecto que están aprovechando numerosas sectas para captar adeptos. Para lograrlo, ofrecen falsas terapias como procesos de autoayuda o seminarios de crecimiento personal, según ha explicado el psicoterapeuta y especialista en relaciones sectarias de la unidad clínica de Atención e Investigación en Socioadicciones(AIS), Miguel Perlado.

(...) Las temáticas que suelen tocar estos grupos en sus charlas de forma predominante son "el crecimiento personal y la autoestima, las pseudoterapias con ángeles y energías y las santerías de grupos afro brasileños".

Pero, si tan localizados e identificados están algunos grupos, ¿por qué no actúan las autoridades? En este sentido, Perlado afirma que por una parte, los ex miembros tienen miedo a denunciar por posibles represalias de la secta y por tratar de olvidar. Por otra, España no tiene una legislación específica sobre sectas, como por ejemplo Francia. Por este motivo, para que la policía investigue tiene que haber una denuncia de extorsión, coacción o amenazas.
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Las negritas son mías. La noticia me pareció el colofón de los ejemplos que comentaba en "El fin de un Mundo"; ya no sólo se usan métodos de "crecimiento personal" para que las personas desesperadas entren a una estafa (hablábamos entonces de las piramidales y de empresas multinivel), sino que la misma estafa se articula en el fraude espiritual.

miércoles, 14 de octubre de 2009

La máquina de construir la realidad (I) Modelos y Automatismos

Modelos y Automatismos

En ocasiones tenemos la sensación de que hay elementos en nuestras vidas que se repiten. Encontrarnos en una situación que -aún sin conexión aparente - mantiene un núcleo de elementos en común con otra ya vivida, como si se tratara de una variante diseñada para ponernos a prueba y comprobar si aprendimos lo suficiente de aquella la primera vez que parecía haber quedado atrás en el tiempo. Del mismo modo, entre las personas que nos rodean reencontramos con frecuencia rasgos físicos y psíquicos que antes habíamos encontrado en otras, y lo que podríamos llamar un tipo parecido de relación, un código que se repite, incluyendo siempre algunas variaciones. Pasamos por distintas etapas personales, dando la bienvenida a lo nuevo y despidiéndonos de aquello que debe partir; y sin embargo parece existir un grupo de elementos de naturaleza variada que se reitera en nuestras vidas. Podemos pensar que se trata de algo acerca de lo que, como comentaba más arriba, “debemos aprender” o “debemos solucionar” en esta vida. Las personas que nos rodean podrían compartir una serie de características con las que debíamos interactuar en la misma; compañeros de viaje, o bien antagonistas cuya esencia podrán encarnar distintas personas a través de los años. Del mismo modo, las distintas variantes de una misma situación vendrían a construir el núcleo de un drama existencial, que repetiremos hasta la muerte, o al menos hasta ver la luz de un verdadero cambio asomar por el horizonte.


Es posible que exista un destino; que existan unas historias que debemos experimentar, cauces que debemos recorrer. Pero centrémonos en la parte activa que podemos llegar a jugar en ellas. Un brujo es responsable de sí mismo, de su propia vida, de cómo decide enfrentar sus propias experiencias y que hace con lo que no puede evitar. Hay razones que nos llevan a pensar que, además, compartimos cierta responsabilidad hacia aquello que nos va ocurriendo día tras día.


Tal vez sea en nuestra infancia, cuando dependemos de otros, básicamente la tarea de nuestro ser es el recaudar imágenes mentales de aquello que conforma el mundo, de los caminos que lo cruzan por los que algún tiempo después deberemos transitar. Como si se tratara de un juego más hacemos un esbozo, una primera construcción de lo que somos, de lo que son los otros, de aquello en lo que confiamos y aquello en lo que no. El tiempo pasa, y vamos afinando nuestras construcciones, gracias a la experiencia, gracias a la conciencia acerca de nuestros errores y nuestros aciertos, perfeccionando (o dando al traste con) nuestro juicio. Y así terminamos etapas escolares, conocemos distintas personas, grupos variados, encontramos pareja(s), entramos en el mundo laboral, etc. Hasta que hemos vivido unos cuantos años y empiezan las coincidencias y repeticiones, y nos detenemos a pensar qué es lo que en realidad queremos, hacia dónde vamos y por dónde vamos a trazar nuestra ruta.


Partamos de la idea de que cada cuál construye su vida, como si se tratara de una casa. Llegamos a un paraje deshabitado y nos encontramos en la necesidad de hacernos un lugar allí. Miramos a nuestro alrededor y vemos unas piedras; podemos pensar en ellas cómo un obstáculo que hay que quitar para allanar el terreno o tal vez nos sirvan para levantar una pared... Lo mismo va a suceder con otros elementos que se encuentren en el lugar, tales como ramas caídas, árboles vivos, cavidades en la roca, etc. cuya posible utilidad podamos reconocer, o descubrir a base de pensar en ello. En una primera etapa de nuestra vida hemos tenido la oportunidad de recolectar algunos de esos elementos, o de aprender qué se puede hacer con ellos. Si hemos crecido en un lugar en el que la gente vivía en casas de adobe, lo primero que vamos a buscar al pensar en construirnos una casa propia es buscar un lugar similar en el que encontremos el material para hacer nuestra casa de adobe. Si vamos a parar a un terreno rocoso, nuestro conocimiento previo no nos va a ayudar, pero sin embargo podemos aprender de la gente que habita el lugar, o bien llegar a ciertas conclusiones después de una serie de aciertos y errores.


La experiencia vital de una persona puede verse reducida o limitada en función de lo que ya sabe, pero sobretodo en función del interés que tenga en aprender algo nuevo; por su disposición a dejar de lado parte de aquello que le es familiar, para empezar a insertar nuevos elementos acordes a su voluntad. Esto tiene una relación directa con la magia, puesto que nadie va a llegar a ser un brujo si no es capaz de aliarse con la posibilidad de realizar cambios reales en su vida.


Si las observamos con detenimiento, podemos ver cómo nuestras vidas tienen una importante proporción de automatismos; cosas que se repiten, que están ahí de un modo constante, y estamos tan familiarizados con ellos que no nos llaman la atención, incluso cuando se trata de problemas. Podemos pensar que nuestra vida es cómo un río, cuya agua discurrirá, al menos en un trecho de su recorrido total, por los cauces o canales que nuestra mente haya trazado con anterioridad, ya sea consciente o inconscientemente. Hay partes de ese recorrido que no está en nuestra mano alterar, y otras que quedan por entero bajo nuestra responsabilidad. Por lo mismo, hay que entender que el cambio, en sí, no es bueno ni malo, sino que esto dependerá de lo que hagamos con esa posibilidad. Pero para ser brujos, no obstante, hay que ser conscientes de la posibilidad.


En términos mágicos, imaginemos que buscamos un trabajo nuevo, porque el que tenemos no nos acaba de gustar, o bien necesitamos más dinero, o bien queremos trabajar en un mejor ambiente. Es poco probable que de la noche a la mañana encontremos un trabajo fabuloso en el que nos paguen el doble y nos veamos rodeados de unos compañeros encantadores. Pero no me refiero a que la cuestión laboral esté difícil en estos tiempos, sino a que nuestra imaginación no está familiarizada con la idea de que algo así pueda ser posible. Es un trecho muy largo para recorrerlo de un solo salto, por lo que pensar en darlo puede desanimarnos y, en consecuencia, llevarnos a abandonar el objetivo. Es más seguro que hagamos exactamente el mismo recorrido por etapas, aproximándonos progresivamente, sin perder de vista ese objetivo que nos hemos propuesto. Avanzas un poco, afianzas los pasos; el final no se ve ya tan lejano y los ánimos no decaen... hasta que, casi sin darte cuenta ya estás dónde querías estar. Es por eso que la constancia, la paciencia, la determinación y la imaginación son importantes en el mundo mágico.


Es posible decir que, para construir nuestras vidas, nos apoyamos en distintos modelos, ya sean aprendidos o bien desarrollados por nosotros mismos. Si estamos buscando un trabajo, lo lógico es que éste tenga relación con los anteriores, que prosigamos por un mismo camino en el que las habilidades adquiridas con anterioridad puedan sernos útiles. Esto resulta funcional cuando contamos con poco tiempo, para salir de un apuro, o cuando el cambio que necesitamos no es demasiado radical. Pero si decidimos que necesitamos un tipo de trabajo completamente distinto, tendremos que encontrar y desarrollar otras habilidades, o bien sacarlas de algún aspecto de nuestra vida que nos haya permitido desarrollarlas e intentar esta vez ponerlas en relación con el ámbito laboral, pero ante todo tener conciencia de que el cambio deseado, el objetivo que nos proponemos es algo posible y está a nuestro alcance. Es muy difícil – sino imposible – conseguir algo en lo que no creemos. Reiterando, se trata de un proceso de construcción que llevamos a cabo con nuestras ideas, nuestras acciones, y nuestra capacidad de hacerlas trabajar en conjunto. Nuestra imaginación es la herramienta que nos permite abrir caminos nuevos, una herramienta que debe cuidarse debidamente.


Escuchando la radio, o viendo televisión, uno puede darse cuenta de qué caminos se están mostrando a las personas que conforman la sociedad en la que vivimos. Uno ve una telenovela, y luego ve relaciones personales muy disfuncionales y “dramáticas”. Uno escucha esa música absolutamente deprimente, que no sabe hablar del amor si no es como una tortura, o una banalidad, y luego encuentra esos seres humanos que no saben concebir otra forma de amor. No creo que sea algo consciente, pero en gran medida esas impresiones que tomamos del entorno se convierten en elementos y diseños de construcción que aplicamos en nuestras existencias. Y obviamente, habrá a quien le interese decantar nuestros propios cauces existenciales hacia el beneficio de sus propios intereses, por lo que de vez en cuando es bueno mirar justo al lado contrario del que nos señalan, o rodearnos del silencio necesario para escuchar nuestra propia voz, reservando un espacio para el análisis de todos los mensajes que llegan desde fuera, confrontarlos, seleccionarlos, y hacernos con una opinión propia.


Podemos hablar de una especie de “máquina de construir la realidad” que llevamos con nosotros, que funciona en gran medida sola, de un modo automático, y que de nuestra imaginación, experiencia y entorno obtiene el material con el que hace su trabajo, sin demasiado ruido. Si no nos damos cuenta de este automatismo podemos vivir una y otra vez las mismas cosas, aún sin necesidad de ello, no precisamente porque tengamos algo que aprender de la experiencia recurrente, sino porque no somos capaces de darle un material nuevo que procesar, de modo que combina y recombina los mismos elementos una y mil veces. Sin embargo, desde la conciencia de su existencia y de nuestra voluntad, podemos elegir qué materiales queremos que emplee, diseñar las formas queremos que cree y darnos el lujo de experimentar aquello que queremos vivir, sin demasiado esfuerzo por nuestra parte.


La existencia de automatismos puede servir a otros para manipularnos en mayor o menor medida, pero sobretodo puede ahorrarnos esfuerzos y ser una herramienta a nuestro servicio para construir nuestras propias vidas. En eso consiste ser brujo, en saber aprovechar las corrientes naturales y ahorrar la energía necesaria para cuando realmente sea necesario desafiarlas.


Sigue en: La máquina de construir la realidad (II): Materiales y Planos

lunes, 12 de octubre de 2009

NdP: Mueren dos personas en un retiro espiritual

Me pasan enlace a una noticia, en cierto modo relacionada con la carencia de filtros en cursos y seminarios. Aprovecho para inaugurar sección de notas de prensa... de vez en cuando salen cosas interesantes.


Fuente; El Nuevo Heraldo


Mueren dos personas en un retiro espiritual en EEUU

Por EFE, Washington

Dos personas murieron y otras 19 resultaron heridas en un ritual de limpieza llevado a cabo en una sauna ceremonial de un retiro espiritual en Angel Valley, a pocos kilómetros de Sedona (Arizona), informaron los medios locales.

Los dos fallecidos, James Shore, de 40 años y de Milwaukee (Wisconsin) y Kirby Brown, de 38 años y procedente de Westtown (Nueva York), participaron en un programa espiritual del autor y experto en autoayuda James Arthur Ray, divulgó este domingo la cadena CNN.

Según las autoridades, entre 50 y 60 personas participaron en una ceremonia de limpieza el jueves pasado, la cual duró casi dos horas pero que se llevó a cabo en ocho sesiones de 15 minutos cada una.

De acuerdo con las primeras investigaciones, algunas personas empezaron a sentirse indispuestas tras salir de la sauna.

Una mujer llamó a los servicios de emergencia y 19 personas fueron trasladadas a hospitales cercanos, algunas con quemaduras, síntomas de deshidratación, paradas respiratorias y fallos renales.

Las autoridades centran su investigación en Ray y su equipo para tratar de determinar si hubo negligencia por su parte.

El líder espiritual, contra el que no se han presentado cargos, no quiso colaborar con las autoridades.

Sin embargo, en un mensaje difundido a través de la red social Twitter, declaró sentirse "horrorizado y entristecido por la tragedia que ocurrió en Sedona''.

Ray transmitió a las familias y a los amigos de los fallecidos sus condolencias y su más sentido pesar.

''Estoy pasando el fin de semana rezando y meditando para todos los afectados en estos momentos difíciles'' , dijo.

Según los medios, Ray, conocido por sus programas que prometen a sus clientes riqueza monetaria, mental, física y espiritual, alquiló el centro de retiro en Angel Valley para organizar un seminario de cinco días que iba a "cambiar la vida'' a los asistentes.

Los participantes, todos de entre 30 y 60 años, pagaron entre 9,000 y 10,000 dólares por esta experiencia espiritual.

El retiro espiritual pertenece a Michael y Amayra Hamilton, que explicaron que llevan alquilando a Ray las cabañas desde hace siete años y que nunca ha habido ningún problema.

domingo, 11 de octubre de 2009

El Pecado

Una de las pocas cosas que lamento haber dejado en Barcelona son mis libros de Pratchett... A colación de la respuesta que dí al comentario de Olga, recordé un fragmento de Carpe Jugulum. No sé si ya lo publiqué anteriormente, pero nunca está de más reflexionar sobre el tema;

- (...) ¿Y eso es lo que discuten tus hombres sagrados, entonces?

- Habitualmente no. En la actualidad hay un debate acalorado y muy interesante sobre la naturaleza del pecado, por ejemplo.

- ¿Y qué es lo que piensan? Están en contra, ¿verdad?

- No es tan sencillo. No es una cuestión de blanco y negro. Hay muchísimos matices de gris.

- Pues no.

-¿Cómo dice?

- No hay grises, solamente blanco que se ha enguarrado. Me extraña que no sepas eso. Y el pecado, joven, es cuando uno trata a la gente como si fueran cosas. Incluyéndose uno mismo.Eso es el pecado.

- Es mucho más complicado que eso...

- No, no lo es. Cuando la gente dice que algo es mucho más complicado, significa que les preocupa que no les vaya a gustar la verdad. Tratar a la gente como si fueran cosas, ahí es donde empieza todo.

- Oh, estoy seguro de que hay crímenes peores...

- Pero se empieza pensando en la gente como si fueran cosas...
(...)
p.268

martes, 6 de octubre de 2009

El problema de la carencia de filtros

Hace algunos meses, tal vez algo más de un año, que recibo SPAM en una de mis cuentas de correo acerca de cursos y eventos “wicca”. Normalmente van directos a la papelera, pero la última vez me dio por leer. El anunciar cursos sin que esto haya sido solicitado debería entrar en la categoría del proselitismo, lo cual no es precisamente un buen comienzo teniendo en cuenta que supone una omisión de la etiqueta pagana.
Entre las cosas que ofertan está una serie de viajes, unos “campamentos” y unos cursos o talleres de magia, a precios supuestamente económicos. Consideremos un puñado de buenas intenciones por parte de los organizadores; supongamos que realmente no existe lucro en estas actividades, que los costos corresponden a una cuota de recuperación por gastos de hospedaje, alimentación y material. Aún así, hay algo que está profundamente mal en este asunto... y que, por complicado que resulte explicarlo, hay que hacer el intento.

¿Qué hay de malo en que un grupo de gentes se organice para un evento de este tipo? En principio, nada: pero tampoco demasiado efectivo. No es lo mismo una celebración que un taller, ni un taller que la capacidad para enseñar o aprender. En resumidas cuentas, el principal defecto que detecto en este tipo de actividades es que no puede darse un auténtico aprendizaje en un contexto carente de filtros. No aceptar el acceso con drogas y/o alcohol es un tipo de filtro; Pero ¿será de verdad suficiente?
El que no importe en quien recaiga el conocimiento que se pretende transmitir, lo que estas personas - que pueden ser absolutos desconocidos -, puedan hacer con él denota una considerable negligencia por parte de los instructores. Por el contrario, si esta negligencia no existe, debemos suponer que la actividad, taller o evento estará condenada a ser algo “para todos los públicos”: aguado, “light”, insustancial. En ese caso, el evento no debería publicitarse cómo un lugar o actividad al que uno acude en busca de aprendizaje. Sí podemos aprender; pero el objetivo, en todo caso, será lúdico. Lo contrario tiene el incómodo barniz del engaño.

Cuando tomé contacto con la Wicca, creyendo que era la forma “reglada” u “oficial” de aquello que traía yo por dentro, se dió la casualidad que la señora Starhawk había sido invitada a España, y se organizó uno de esos talleres que, por aquel entonces, costó algo más que la ¼ parte de un buen sueldo. Sin embargo, salvo por el hecho de poder hablar con cierta propiedad del tema, la experiencia no dio mucho más de sí. Llevaba un tiempo estudiando, pero la mayoría de las personas que componían el grupo del “taller” no tenían demasiada idea de magia, o paganismo... de modo que todo fue adaptado al nivel general, resultando una especie de clase preescolar. Seamos más o menos afines a la línea de Starhawk, supongo que estaremos de acuerdo en que con los recursos invertidos (tiempo, espacio, dinero) un evento del tipo podía haber sido mucho más instructivo o, cuanto menos, más interesante; pero las condiciones en las que esos recursos se vertieron – carencia de filtros, carencia de claridad de objetivos- no eran las adecuadas. Una amiga estuvo de malas los dos o tres días que duró aquello, y con razón. No sólo el grupo fue incapaz de coordinarse, sino que las actividades y los temas a tratar fueron hasta tal punto “light” que con una pijamada hubiéramos conseguido mayores resultados. Se me hace difícil imaginar que a alguien pueda realmente apetecerle acudir a algo así varias veces por año, con unos instructores que parecen funcionar como representantes de una marca de prestigio - “Avalon llama a su puerta”, casi -.

Por suerte he estado en otro tipo de reuniones y salidas privadas, con gente de confianza – que no siempre es lo mismo que amigos -, en las que el objetivo era el trabajo real. En estos casos, cada persona se ha encargado de sus gastos directos (comida, transporte, alojamiento), ajustados a un presupuesto exento tanto de lujos como de carencias. He sido testigo de cómo éste otro tipo de experiencias han cambiado la vida de varias personas, de una sola vez... y la diferencia es obvia.

Por esto tiendo a pensar que los eventos y cursos que requieren de publicidad, y ponen los mismos filtros que un parque de atracciones, aún pudiendo no resultar nocivos para el asistente, sirven en el mejor de los casos para hacer vida social y, en el peor, para alimentar la estupidez de los partidarios de pasear por el mundo aireando el recuento de las conferencias, exposiciones, talleres y demás en su “currículum mágico”. Acudir a esta clase de eventos, por más que adopten nombres como “Celebrando el equinoccio de Otoño” o “Reencontrando a la Diosa”, no es precisamente lo que nos convierte en paganos. Aunque en la Wicca todos los practicantes se supongan sacerdotes y sacerdotisas, haciendo un paralelismo con el cristianismo - por mencionar una religión conocida de todos- , no es lo mismo ser sacerdote y dar la misa que interpretar el papel de Virgen en la representación navideña de la escuela, por muy bonito que sea el decorado.

Dicho esto, debo aclarar que personalmente soy una ferviente partidaria de el tipo de reuniones de carácter lúdico, y precisamente por esto defiendo la idea de que uno puede aprender más de una reunión con amigos que de cualquier taller de tres al cuarto. Por ejemplo, desde hace un tiempo realizamos reuniones periódicas con un grupo de personas que en principio eran sólo vecinas. En ellas comemos bien y reímos, pero también podemos hacemos análisis y exposición de cómo nos sentimos, o de aquello que estamos viviendo. Cada vez es distinto, hay días o momentos completamente livianos, hay otros muy graves; podemos hablar del mundo, podemos hablar de lo que nos pasa por dentro. Lo importante es que la interrelación funciona, y sin planear o forzar la situación surge la actividad más adecuada, o el tema en el que nos vamos a acabar centrando. En el tiempo que llevamos juntas, hemos podido aprender mucho unas de otras, y hemos compartido una amplia gama de vivencias personales; Pero aunque hay cierta magia en el modo y las circunstancias en las que fuimos a coincidir y nos fuimos conociendo entorno a los fogones de una cocina compartida, no se trata de un grupo de estudio mágico, y tampoco constituimos un grupo de terapia o autoayuda.

Se pueden mezclar las cosas; puedes disfrutar aprendiendo, y aprender festejando: Lo que no se puede es confundir las cosas. La impresión que me transmiten los “eventos mágicos”, es la de una comida que llena el estómago, que engaña transitoriamente al hambre, pero que en realidad carece de nutrientes. Me niego en rotundo a esgrimir argumentos del tipo “la gente es simple” o “superficial” o “ está en esto ahora porque es una moda y en un tiempo se les pasará”. Que habrá personas que correspondan a esas definiciones es seguro, sin embargo los superficiales seríamos nosotros si nos quedáramos en esta capa, puesto que hay poco más que se pueda hacer que dejarlos seguir su camino, y menos aún que plantearse al respecto. Me interesa más pensar en las personas que buscan, porque hay una necesidad que grita desde su interior, y que empujadas por esa necesidad revolverán incluso en los montones de basura, buscando el brillo que les recuerde aquel que en sus sueños vislumbraron. Aquellos que, si son fieles, llegarán sin duda a ver colmadas sus expectativas.

En muchas reuniones, grupos, talleres, etc. de carácter esotérico el observador atento verá que lo que subyace en la mayoría de asistentes es algo tan simple como la necesidad de socializar. Por eso también, en la mayoría de casos, no prestan la atención necesaria al supuesto objetivo, “no están para lo que hay que estar”. Es cómo cuando uno acumula variedad de problemas personales pero busca una pareja que se los resuelva... o como buscar calcetines en una frutería.
Creo que el problema de base está en no poder dar un nombre a priori a esa necesidad, en la dificultad de discernir cuando las necesidades son variadas y simultáneas, y gritan a la vez creando un estruendo tal que de vez en cuando nos encontramos dispuestos a aceptar cualquier satisfactor, por insuficiente que sea a la larga, con tal que sea capaz de acallar momentáneamente un escándalo de tal medida. Por eso creo que es posible que la “gente” no sea tan superficial como se suele dictaminar desde la superficialidad misma, sino que exista (y perdure) cierta ingenuidad respecto a un sistema que viene a tocar a tu puerta para ofrecerte soluciones a la medida de sus propios intereses, no de esas humanas necesidades de cada cuál, no siempre fáciles de entender, o aceptar.

Me da cierta tristeza pensar en ese tipo de personas que se arruinan pagando a un psicólogo, cuando lo que en realidad necesitan es un amigo (un psicólogo ético se lo hará entender... otro tipo de psicólogos celebrará el haber encontrado un mecenazgo de por vida), o en esas personas que son incapaces de valorar sus propias tomas de conciencia, porque necesitan de un instructor que les de constantemente su aprobación.
Es posible que nos hayan educado en la dependencia de esa aprobación ajena, es posible que hayamos crecido en un ambiente en el que una oficialidad derivada de las mayorías o los convencionalismos conserva para sí, en exclusiva, el valor de lo lícito. Descuidando en cierto modo no sólo aquello que queda en los márgenes, sino nuestras propias impresiones, nuestra imagen en el mismo espejo que un maestro digno de ese nombre nos hará confrontar.

No voy a soltar un discurso sobre el “desaprender”, pero a estas alturas tengo bastante claro que crecer significa replanteárselo todo, muchas veces, hasta empezar a construir unas definiciones propias que nos eviten caer en el engaño. Siempre que una persona descubre y respeta lo que es, sale del camino trazado a ese mismo margen que nos enseñaron a obviar. No se trata de llevar la contraria. Se trata de que estas personas no encajan, así sea por una pequeña muesca, en el diseño que se les dio como reserva, por lo que salir a cazarlos no sale tan a cuenta.
Cuando el entorno que nos rodea carece de los filtros adecuados, no queda más remedio que aprender a construirlos por nuestra propia mano. Darnos tiempo para pensar y analizar aquello que nos sirve, lo que no, y lo que constituye la mejor opción. Decir muchas veces que no, hasta que realmente todo nuestro ser grite el tan esperado sí.