Materiales y planos.
Podríamos definir la imaginación consciente como la herramienta que nos permite conseguir nuevos materiales y planos que la “Máquina de Construir la Realidad” que todos poseemos pueda emplear en nuestro beneficio. La imaginación es uno de los punto clave de la magia, y por sí misma puede aportar mucho a la experiencia humana. Es al mismo tiempo parte y e influencia de la realidad existente en nosotros y a nuestro alrededor. Es posible que algo que esté en nuestra imaginación nunca llegue a realizarse en otros planos, pero es improbable, sino imposible, que algo que existe en cualquier rincón de nuestra realidad diaria no pueda ser imaginado, desde los grandes logros a las grandes desgracias.
La imaginación es una herramienta que todos poseemos. Incluso aquellas personas de las que se dice que no tienen imaginación: sí la tienen, pero no la usan de acuerdo con su potencial, simplemente procesan todo el mismo tiempo las mismas cosas, obteniendo idénticos resultados. Es como tener un horno en el que siempre, invariablemente, haces galletas de jengibre. Ocasionalmente las galletas pueden variar de forma, en primavera conejitos de Pascua y en invierno abetos de Navidad, pero la masa siempre será la misma, mismos ingredientes, mismas proporciones, cocinados por tiempo idéntico a idéntica temperatura.
En el otro extremo estarían las personas de las que se dice que “tienen demasiada imaginación”. Éstas pueden tener exactamente la misma cantidad de imaginación que cualquier otra persona, lo que ocurre es que no ejercen ningún tipo de control sobre la misma, de modo que la Máquina va tomando o recibiendo materiales nuevos cada vez, pero al carecer de un esquema o plan con la forma del producto final, realiza combinaciones al azar sin llegar a procesar nada por completo. En este horno se empiezan a cocer todo tipo de ingredientes combinados sin pensar – como una magdalena rellena de paté-, en tiempos y temperaturas distintas que no aseguran si quiera que la masa deje de estar cruda, y mucho menos que sea comestible.
Esto nos da una idea de lo importante qué es la imaginación, pero también de porqué no basta para que las cosas que queremos (o tememos) se realicen. Para que la Máquina funcione de un modo óptimo se requiere de la constancia de darle combustible o energía, mantenimiento y supervisión. Sí, aunque parezca increíble, muchas veces de manera inconsciente estamos dándonos todo este trabajo, cumpliendo los requisitos maravillosamente bien, precisamente para hacer realidad nuestras peores pesadillas.
La Máquina (podemos entenderla también como una cadena de montaje, o una fábrica1) requiere también de planos, mapas, esquemas o programas de ejecución que -por abiertos que queden- permitan que los materiales procesados sean capaces de ensamblarse entre sí de una manera coherente, y cumplir así sus funciones y nuestros objetivos.
Algunos conjuntos de piezas, como gomas o tornillos, pueden ser multifuncionales; Sin embargo son conjuntos de piezas diferentes los que darán como resultado un auto o una lavadora. Si no sabemos qué queremos puede darnos un híbrido entre el auto y la lavadora, aunque posiblemente no resulte demasiado funcional. Si de entrada sabemos que queremos dos o más cosas (siempre, y esto es importante, que no se excluyan mutuamente) simplemente habrá que emplear más tiempo y combustible, y por supuesto fabricar las piezas específicas necesarias para cada una de ellas.
Tener conscientemente un objetivo claro es muy importante, porque entre otras cosas evita que estemos realizando nuestras pesadillas en lugar de nuestros sueños.
Planos y materiales son un símil para hablar de aquellos elementos con los que nuestra realidad está construida. ¿De qué - al parecer, al menos- está hecha la realidad tal como la percibimos en nuestro entorno y en nosotros mismos?
Bien, en primer lugar tenemos un plano físico, que percibimos a través de nuestros sentidos2. De alguna manera que desconozco y que seguramente sea muy complicada de explicar, estas percepciones físicas pueden emularse en nuestra imaginación. Podemos recordar, recreando en nuestra imaginación imágenes y sonidos, así como olores, sabores, texturas, temperaturas, etc. Los fenómenos físicos como vibraciones, químicos, etc. no están presentes en el momento en el que recordamos, pero el efecto de los mismos en nuestra percepción se almacenó como información/material disponible en nuestra imaginación. Por lo tanto, cuanta más atención prestemos al momento en el que se produce la percepción, más información y más nitidez al respecto guardaremos en la memoria, quedando disponible para el uso que posteriormente quiera darle la imaginación.
También desarrollamos una parte de nuestra existencia en un plano no físico3. Me refiero a aquellas partes de nosotros cuya existencia no podemos negar, pero que no podríamos ubicar en una realidad física; Por ejemplo, la conciencia de nosotros mismos, las emociones, o las ideas. Ciertamente esas cosas no existen de la misma manera en que puede existir una mesa de jardín, que es básicamente visible y palpable para todo el mundo. Algo nos dice que existen “dentro” de nosotros y por lo tanto empleamos metáforas como “mente” o “corazón”, a pesar de saber perfectamente que si abrimos físicamente la cabeza de alguien no van a caer al suelo sus ideas como si se tratara de un "huevo kinder" o una piñata.
Estos otros elementos no-tangibles o no-visibles de nuestra realidad también son susceptibles de ser empleados por la imaginación. En el discurrir normal de nuestros pensamientos podemos recordar, proyectar o fantasear emociones como enojo, calma, enamoramiento, etc. También podemos irnos al campo mental y planear, tratar de entender un concepto, dar vueltas a una idea, o buscar símiles tratando de expresar lo que queremos decir.
Todas esas cosas pasan constantemente en nuestra realidad, en nuestro entorno y en nosotros mismos, y son susceptibles de dejar un núcleo de información en la memoria que nuestra imaginación puede usar posteriormente como materiales y planos para la Máquina. Este es un proceso que no necesitamos aprender, porque viene de serie con el ser humano. Ahora bien, si tenemos una idea de lo que queremos que la Máquina construya, y la voluntad necesaria para hacernos cargo desde la conciencia de algunos pasos del proceso de fabricación, debemos empezar por seleccionar la planificación (o, dicho de otro modo, el cauce por el que las cosas pueden discurrir hasta llegar al destino deseado) y la materia prima que más convenga a nuestro proyecto.
El primer paso, por lo tanto, será tomar conciencia de cuáles son los materiales y planos que poseemos en los almacenes de nuestra imaginación y cuáles estamos empleando en realidad. Así podremos decidir si son los que más nos convienen, si hay que cambiarlos por otros o simplemente introducir alguna modificación.
Muchos de ellos no están ahí porque nosotros, conscientemente, los hayamos ido a buscar primero y guardado posteriormente. A medida que nos adentramos en estos almacenes podemos darnos cuenta de que la mayor parte de su extensión no es un recinto privado: Nuestra cultura, nuestra sociedad, tradición, etc. se ha encargado por muchas generaciones antes de que nosotros llegáramos al mundo de guardar grandes cantidades material y planos en los almacenes comunes de la imaginación humana, con los que está comunicado cada almacén de imaginación individual (en el que, dicho sea de paso, nuestro entorno humano también ha ido guardando planos y materiales). Por lo mismo, pronto descubriremos que existen grandes cantidades de muchos y variados tipos de material y planos disponibles para esa Máquina de Construir la Realidad, aunque el almacén comunitario sea tan grande que algunas salas hayan sido olvidadas o descuidadas, y al llegar nosotros las encontremos desordenadas, sucias o destruidas.
Lo segundo que percibiremos es el contraste entre esas grandes y variadas cantidades de material y planos existentes, y lo reducido de los recursos con los que estamos dejando trabajar a nuestra Máquina. Esto puede provocar una sensación incómoda, que no es exactamente la misma que sentirse pequeños en un universo gigantesco, sino que se aproximaría más a la de vernos encerrados en un círculo de tiza o una jaula de papel en algún punto de una vasta y paradisíaca pradera. Si es sólo tiza, o papel, ¿cómo pueden retenernos? Bien, posiblemente porque desde dentro no parece precisamente tiza o papel, sino acero y cemento o cualquier otra cosa difícil de romper. También esto tiene una utilidad; Cuando lo que está fuera no es precisamente una pradera paradisíaca, sino un desierto plagado de demonios depredadores, la jaula se convierte en un refugio y agradecemos que esas líneas parezcan realmente fronteras inquebrantables. Los escenarios que encontremos al otro lado de las fronteras de lo conocido y habitual son también influidos por nuestra imaginación, así como las mismas líneas que se encargan de delimitar ambos territorios son gestionadas por ella.
NOTAS:
1 Ni idea de cómo explicaría esto si hubiera nacido antes de la Revolución Industrial. Por algo uso el término Postpaganismo.
2 Los sentidos se pueden definir como las percepciones debidas a un tipo de célula sensorial que responden a una energía física específica, y que corresponden con una zona específica del cerebro donde se interpretan las señales. Así, por tanto, a los sentidos aristotélicos - tacto, olfato, gusto, oído y vista- hay que añadirle otros cuatro, al menos. Termocepción, que es la percepción de la temperatura, Nocicepción, que es la percepción del dolor. Se distribuye en tres tipos de receptores: Viscerales, para los órganos internor; somáticos, para los huesos y articulaciones; y cutáneos, para la piel. Equilibriocepción: que es la percepción del equilibrio. Propiocepción: que es la percepción de la posición de cada una de las partes de nuestro cuerpo. http://culturatrivial.blogspot.com/2007/10/cuantos-sentidos-tenemos.html
3 Esta afirmación tiene propósitos de simplificación. Obviamente, si profundizamos en el tema, encontraremos muchos estudios e investigaciones tratando de descifrar en qué momento y lugar se producen los cambios químicos, eléctricos, etc. que dan origen, por ejemplo, a nuestras ideas.
Sigue en: La máquina de construir la realidad (III). El Tejido: Construir y Transformar.
1 comentarios:
Leí el otro día esta frase: "Lo real es un subconjunto de lo posible". Y me di cuenta de que es una verdad tan evidente que casi nadie piensa nunca en ello. No fue en ningún libro de temas "esotéricos" o "raros"... fue en mis apuntes. Éso es uno de los conceptos que los niños tienen que interiorizar en su desarollo para poder llegar a realizar operaciones mentales complejas. Todos lo aprendemos, pues, pero parece que luego nos olvidamos de lo vasto que es el mundo de lo posible.
Un abrazo.
PD: También encontré unas interesantísimas investigaciones sobre representaciones mentales en general, y mapas cognitivos en particular... prometo que (si logro aprenderlo, en primer lugar) hablaré del tema.
Publicar un comentario