lunes, 23 de noviembre de 2009

NdP: 2012 y el fin del mundo

Porque la prensa tiene cosas así... Nota del mes pasado, pero vigente.


Fuente: 20MINUTOS.ES
Fecha: 24.10.2009

El próximo mes de noviembre se estrena la película 2012, una superproducción de Hollywood que vuelve a llevar a las pantallas la destrucción del planeta Tierra.

Como recogen desde la web de Daily Mail, y a tan sólo unos días del esperado estreno, un científico de la NASA, David Morrison, ha decido explicar públicamente lo rídiculo de las teorías catastrofistas que afirman tales consecuencias.

Morrison, encargado de la sección dirigida al público 'Ask an Astrobiologist' ('Pregunta a un Astrobiólogo'), estaba algo cansado de recibir emails de gente asustada ante la posibilidad de que el mundo acabara dentro de tres años. Por ello, ha contestado a las 20 preguntas más frecuentes acerca de esta profecía en un amplio artículo publicado por la revista Astronomical Society of the Pacific.

(...)Al científico le hacen gracia las especulaciones acerca de una posible conspiración, en la que el Gobierno sabría de la existencia del misterioso planeta. Un secreto que mantendría para evitar alertar a la población. "Aunque quisiera, el Gobierno no podría guardar un secreto así -cuenta- Si fuera real, ya habría sido objeto de estudio para muchos astrónomos, y éstos lo habrían hecho público seguro". "Conozco a la comunidad astronómica, y estos científicos no pueden guardar un secreto aunque se lo ordenen -dice- !Cómo para guardar un secreto así¡".

El calendario maya sólo se prolongaba hasta el 2012, lo que originó la profecía. El científico de la NASA aplica el sentido común para despejar este malentendido: "El calendario que tengo en mi despacho acaba el 31 de diciembre de 2009, pero yo no lo interpreto como el 'Armageddon'. Se trata sólo del comienzo de un nuevo año".
"Los calendarios antiguos son muy interesantes para los historiadores, pero no tienen la precisión de los actuales (...) Además no olvidemos que ningún calendario tiene la capacidad de predecir lo que va a suceder", continúa Morrison. (...)

Como era de esperar, la película es mala*, y poco tiene que ver con profecías o calendarios, porque la cuestión aquí es simular catástrofes de proporciones gigantescas sin matarse demasiado con las explicaciones. Sin embargo, no es el único frente desde el que nos están bombardeando, desde hace meses, con la idea de que el fin del mundo tiene una nueva fecha: 2012. Lo que me gustó especialmente de la nota era la lógica aplastante de Morrison: los calendarios están hechos para medir el tiempo y organizarnos; no para predecir. Cuando se termina uno, compramos otro, y ya. Teniendo en cuenta el destino de la civilización Maya, que su calendario llegara hasta 2012 era más que suficiente.

Hay otras "fuentes", algo de Nostradamus, algo de origen Babilónico, y buscando seguro encontramos algo más. Supongamos que no importa que en otras fechas en las que se predijo el mismo "fin del mundo" (1000, 2000, etc.) no haya pasado nada, que esta vez va en serio y nos van a bajar el telón a todos juntos.

... ¿ Importa?


" Si la gente supiera que todo se va a acabar podrían despedirse de los suyos, podrían hacer lo que siempre quisieron hacer, etc." Todos nos vamos a morir y no sabemos cuando, el fin el mundo es una especulación, pero esto es un hecho. Podemos morir antes de hacer ese viaje que soñábamos en la infancia. Y si no nos morimos nosotros, puede morir la persona a la que tenemos pendiente declararnos o pedir perdón, o lo que sea. ¿Qué diferencia hay entre morir porque te cae un trozo de balcón en la cabeza mientras vas al supermercado y que lo que caiga encima y te mate sea un meteorito, si de todos modos no podemos hacer nada por evitarlo?.

Es más importante vivir sin miedo. No me refiero vivir sin miedo a que el mundo o la civilización se terminen, o sin miedo a nuestra propia muerte. Me refiero a toda esa serie de terrores mezquinos, infinitamente más insignificantes, que condicionan nuestras vidas, alejándolas de la realización de nuestra voluntad: Miedos como el temor al "qué dirán", a faltar el trabajo aunque nos encontremos mal, a no llegar a fin de mes, a nuestro aspecto físico, etc. Miedos pequeños, que, no obstante, nos empujan a fantasear un "gran final" peliculero como la excusa perfecta para soltarnos de una vez y hacer lo que siempre quisimos hacer, sin tener que preocuparnos por las consecuencias.


*A menos que vaya uno al cine a ver todo el presupuesto del mundo al servicio de las fantasías de un chaval de 11 años. En ese caso, y siempre que no nos importe quedarnos indiferentes cuando otros ríen y reír cuando están callados, puede ser bastante divertida.

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