lunes, 8 de febrero de 2010

Linternas con "velas de vaso"

Una vez hecha toda la reflexión acerca de Las Luces de Imbolg, este año decidimos ir un paso más allá de la consagración de velas y preparar unas linternas/faroles, más acordes con el tema del ascenso desde el Inframundo.

Para el proyecto, en lugar de trabajar con velas “largas”, requeríamos de “velas de vaso”. Más gruesas y duraderas, éstas se comercializan dentro de un recipiente de plástico o cristal, pudiendo tener también varios colores y perfumes. La ventaja de esta presentación, especialmente si el recipiente es de cristal, es que la llama queda protegida y la cera no se derrama a su antojo.

En comercios esotéricos, o a las puertas de ciertas iglesias, en el recipiente de estas velas se incluye en ocasiones imágenes de santos o vírgenes, o incluso “oraciones” con fines específicos. Y esta será la idea a explorar a la hora de preparar nuestras linternas; un forma más sencilla, segura y económica de personalizar/consagrar velas que la que supone tratar de fabricar desde nuestras propias velas, que ofrece, sin embargo, un abanico de posibilidades creativas mayor que el hacerlo simplemente ungiendo en aceite o gravando sobre la superficie de velas compradas.

En caso de necesidad, siempre podremos agarrar una de las que vienen con santos y vírgenes y oraciones, etc. y quitárselos. Pero una de estas velas en vaso de cristal, blanca, sin perfume y sin ornamentos puede conseguirse en cualquier supermercado, y nos ahorra este paso de “borrado” que puede ser tedioso. En mi opinión siempre es preferible tratar con materiales destinados a otros usos (cocina, papelería, iluminación, etc.) y consagrarlos por nuestras propios medios, que con aquellos que provengan de las redes de comercio esotérico, que en la mayoría de casos requieren de una limpieza previa consciente antes de poderse usar.

Una vez tengamos nuestra vela, decidiremos los motivos de decoración en función del objetivo o la idea a la que la vayamos a destinar, cuidando de la resistencia al calor de los materiales que vayamos a emplear. Una forma sencilla, económica y “resultona” es emular los farolillos de papel, empleando papel de colores de diferente grosor, por ejemplo, papel de china/ de seda (translúcido) y papel grueso o cartulina (opaco). Envolvemos el cristal con el papel translúcido y recortamos las formas - figuras, motivos geométricos... o un símbolo o un sigil - que queramos en el papel de mayor grosor, de modo que estos “vacíos” quedarán iluminados a medida que la vela se vaya consumiendo dentro del vaso. Obviamente también podemos escribir y dibujar sobre este papel.

Adicionalmente – y esto es algo que aprendimos paseando por el mercado – las velas de vaso se pueden preparar también agregando una pizca de algunas hierbas, especias o perfumes asociados al propósito escogido, siempre que éstos sean lo suficientemente pequeños como para no ahogar la mecha. De este modo, podemos agregar, por ejemplo, pequeñas semillas, hojas de tomillo o romero, canela molida, pétalos secos de rosa - u otra flor- , algunas gotas de aceites esenciales naturales, o incluso de miel. Por regla general, aunque nosotros pongamos este material sobre la vela, al ir fundiéndose la cera, las hojas y demás van acompañando a la vela mientras se consume hasta el fondo del vaso.

Eso sí, hay que tener un poco de cuidado porque, por ejemplo, el romero o los pétalos se quemarán al llegar al fondo y agotarse la cera, de modo que las llamas pueden sobresalir del vaso... Aunque personalmente este "efecto final" me encanta :D


PD: Si somos de los que preferimos que las velas se consuman de una sola vez, con el fin de evitar el riesgo de dañar los muebles, provocar un derrame accidental, o incluso iniciar un incendio, resulta bastante práctico conseguir un caldero o simplemente una olla grande, llenar el fondo de sal o arena y colocarlo en un lugar lejos de cualquier otra cosa (maderas, telas, plásticos, etc), para poder dejar la vela consumiéndose en su interior, sin requerir de nuestra constante vigilancia. En todo caso, y aún cuando estemos vigilando la vela, nunca está de más procurar que no quede cerca de materiales combustibles, o expuesta a corrientes de aire y acordarse de poner un plato debajo – no pocas veces el recipiente transpira la cera caliente, pudiendo manchar o incluso quemar las superficies sobre las que dejamos la vela -.

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