Por lo general me gusta leer o ver los libros y películas que creo que debería criticar, para asegurarme de estar hablando con cierta propiedad... A veces, sin embargo, no dispongo del tiempo necesario, o no creo que la crítica merezca tanto la pena como para invertir ese tiempo en algo que de antemano sé que es muy posible que no me guste. Ese es, por ejemplo, el caso de las novelas de Meyers.
Me llamó la atención, no obstante, el artículo de Pedro Valín aparecido hace unos meses - aunque leído por mí hace unos días- en La Vanguardia, y he querido reproducir un fragmento que habla desde una posible segunda lectura de la obra, las películas o el " fenómeno Crepúsculo", punta de iceberg o bandera de tendencias que vienen manifestándose desde haca algún tiempo. Para mí, constituye un motivo más para no leer los libros - junto a la crítica de Stephen King - o ver las películas, pero si está aquí es porque resulta también un motivo de reflexión acerca de los "valores" o "ideas de fondo" que la industria promueve, el público reclama o ambas cosas. Porqué ahora? Porqué éstos?
Mas allá de la idea que podamos tener del amor o el sexo, el retorno a los suspiros y a la languidez (especialmente a los femeninos) no me parece lo más conveniente a la hora de enfrentar los problemas de la época en la que nos ha tocado vivir... a menos, claro, que pensemos rendirnos antes de pelear. Da que pensar en esas cuestiones en las que no sólo no avanzamos, sino que parece que empezamos a retroceder :S
Me llamó la atención, no obstante, el artículo de Pedro Valín aparecido hace unos meses - aunque leído por mí hace unos días- en La Vanguardia, y he querido reproducir un fragmento que habla desde una posible segunda lectura de la obra, las películas o el " fenómeno Crepúsculo", punta de iceberg o bandera de tendencias que vienen manifestándose desde haca algún tiempo. Para mí, constituye un motivo más para no leer los libros - junto a la crítica de Stephen King - o ver las películas, pero si está aquí es porque resulta también un motivo de reflexión acerca de los "valores" o "ideas de fondo" que la industria promueve, el público reclama o ambas cosas. Porqué ahora? Porqué éstos?
Mas allá de la idea que podamos tener del amor o el sexo, el retorno a los suspiros y a la languidez (especialmente a los femeninos) no me parece lo más conveniente a la hora de enfrentar los problemas de la época en la que nos ha tocado vivir... a menos, claro, que pensemos rendirnos antes de pelear. Da que pensar en esas cuestiones en las que no sólo no avanzamos, sino que parece que empezamos a retroceder :S
Fuente: La Vanguardia.es
Fecha: 19/11/2009
Autor: Pedro Valín
(...) Luna nueva mantiene intactas las características neorrománticas de su predecesora, Crepúsculo (que, a diferencia de lo que ocurría en los años ochenta, son mucho más que la estética) y las lleva al extremo.
Como en un ripio decimonónico, la serie creada por Stephenie Meyers invita a las jovencitas a un romanticismo necrófilo, el de quien ama más la ausencia que la presencia, quien prefiere el regodeo del rechazo que la celebración de la correspondencia, el de quien ama la piedra fría del cementerio, los cipreses, la lluvia y la languidez, acaso la enfermedad. Y la castidad, ya que es un amor mórbido –lo muerto, lo pálido, lo inconsumable– que sólo podría consumarse con el matrimonio.
El sexo, que en este lado del mundo pasó de ser un tabú religioso a convertirse en un mito progre y romántico sin pasar por la normalidad –lo demuestra el debate sobre la regulación de la prostitución, que atribuye al comercio del sexo cualidades de dignidad distintas al comercio de la conciencia de, por ejemplo, un publicista que loa un producto en el que no cree–, se empata en esta serie con el vampirismo: una enfermedad, una condena, una maldición placentera.
La irrupción del fenómeno Crepúsculo –según los libreros, casi exclusivamente femenino, lo que se entiende también viendo el reparto de las películas– no supone una novedad estructural. El esquema de la chica mona pero no mucho, abiertamente pasiva agresiva, que, sin hacer casi nada más que languidecer, domestica a la bestia, un guapo de mentón con instintos animales y corazón de oro, tiene más años que el jabón Lagarto. Es la posición en la que coloca al sexo y al amor, invirtiendo el esquema en vigor en el género desde la emancipación sexual de la mujer en los setenta, lo que es rompedor. (...)
6 comentarios:
joder muy bueno, jejeje... tengo un colega que hizo un articulo sobre crepusculo y el movimiento mormon, asi como las correspondencias de este en las obras de la mujer esta, que se supone que e mormona, o al menos se crió en un ambiente mormon...
PD: acabo de descubrir tu blog, no sabia que tuvieses, siempre he seguido la web de perro auyador, y he compartido algún mail contigo, pero desconocia el blog jejeje, ahora te tocará aguantarme ^^
Bueno, Orson Scott Card es mormón y escribe con una calidad literaria muy superior novelas de contenido bastante más interesante. Publicar algo, en cierto modo, es como traer hijos al mundo; Viene de tí, pero no te pertenece por completo, tiene una trayectoria propia, en la que otras personas influirán. Las preguntas que yo me hago son porqué se promociona/se pide ahora esto?
Cambiando de tema, bienvenido :)
En la web de Perro Aullador hay un enlace a este blog... pero creo que nadie lo mira :P
jejeje, la verdad es que no creo haberlo visto nunca jajaja... me enteré por la web de ouróboros y por CLST...
Espero no ofender a nadie con mi ignorancia, pero qué es CLST ? O no tengo ni idea o ahora no caigo... :S
nada, nada... pensé que la conocerias, es una persona jejeje...
Ok, era la segunda, ya sé... Me disculpo porque con el tema del viaje estoy un poco más dispersa que de costumbre :S
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