viernes, 10 de octubre de 2008

El abismo

...De repente tengo en mis manos algo tan cándido que no sé como manejar, sostengo esa flor entre mis manos, pensando cuándo soplará el viento, deshojándola sin piedad. Pienso en ellos, en todos ellos, como si la visión de su alegría de vivir pudiera alimentarme.
Esa alegría de vivir que para ellos es un regalo, y para mí una conquista. No olvido a los amigos perdidos, ni esas corrientes de la misma vida que arrastran consigo aquello que más amamos, por lo que nada podemos hacer.

Nunca serás viejo ni débil, pero siempre estarás solo.

Y pienso en los parajes de mi ser que nadie podrá visitar jamás, en ese reino que no podré compartir con otro mortal. En que todo es espejismo, ilusión y es en vano tratar de retener algo. Que caerás y te volverás a levantar, orgullosa, contra ese viento cruel y amante a la vez. Que no lloraré como un día lo hice, y que aunque mi risa acaricie las heridas ya sanadas, aunque no me cale el dolor, aunque pueda limpiar las huellas de otros en mi, las señales de cadenas y bozales, ya rotos, lo que nunca dejaré de tener presente es ese abismo, compañero que hizo posible mi liberación. Y que el precio a pagar, a pesar de las apariencias, es una vida de lucha, contra un universo de fuerzas opuestas, y contra mi propia debilidad.

0 comentarios: