jueves, 15 de mayo de 2008

Simple

Soñé que salia a pasear de noche por la montaña. Entre los árboles encontraba una cabaña no mucho más grande que la caseta de un perro. En el porche, sobre el suelo, estaba sentado un hombre adulto, vestido con harapos. Entre el cabello y la barba, largos y enredados, reconocí los ojos de alguien de la época de la adolescencia, cuyo nombre no recuerdo.

- ¿Qué haces aquí? - le decía-.
- Vine a este lugar, y me gustó tanto que decidí quedarme.
- ¿Pero cómo?
- Simplemente decidí quedarme, y me quedé.
- ¿Y cómo subsistes?
- Recojo agua, raíces, bayas, carroña, lo que encuentre. Todo lo que necesito está aquí.

Empezaba a llover, pero no se movió.

- ¿No vas a entrar a la cabaña?
- Ya no me molesta la lluvia, formo parte de esto, como los árboles, como las rocas, como las estrellas.
- ¿No echas nada en falta?
-No.
- ... ¿Fue difícil?
- Simplemente tomé la decisión de permanecer aquí, y pagar el precio por ello. El resto no importa.

1 comentarios:

Francis Ashwood dijo...

Tan simple como la naturaleza, tan simple como el hombre humilde, tan simple como la vida; todo lleno de misterios y ciclos y grandezas, pero aún siguen siendo simples.

No es el hombre sensato quien todo lo hace complicado. De la luna a los lunáticos hay un abismo de descontentos. Es ahí donde el no se hace in-.