jueves, 4 de marzo de 2010

Pasaje de Sombras

La buena madrugada es como una tranquila reunión entre los tuyos, cuando el tiempo vuela o se escurre como agua por un sumidero, a la que sorprende el amanece. Pero la mala madrugada es una larga y solitaria espera de la luz, caminando por una zona liminal como un viajero extraviado lo haría en el desierto en el que los espejismos, uno tras otro, como un ejército de gigantes, se levantan y cobran una vida que, transitoriamente, parece incluso más real que la propia. Siempre estamos solos en este pasaje de sombras, incluso cuando otra persona respira cerca... está dormida y sabemos que pase lo que pase no la vamos a despertar, que hemos ido demasiado lejos, sumergiéndonos también en un territorio onírico, a pesar de conservar los ojos abiertos.

El arado remueve la tierra, y la tierra exhala sus fantasmas. Aquí las últimas sombras son los remanentes de esperanzas que no se vieron realizadas, -por no tener a suficiente fuerza- de antiguos miedos y viejos demonios agazapados como carroñeros a los lados del camino. Lo terrible del Inframundo no es su corazón, sino esta zona liminal, donde residen las cosas que no completaron el viaje, quedando atrapadas entre los mundos.
A medida que avanzamos con nuestra pequeña nueva luz entre las manos, en nuestra frente o en nuestro pecho, ellos despiertan de su letargo y nos persiguen para robárnosla... aunque por más que nos la arrebataran no pudieran hacer nada con ella más que extinguirla. Nos persiguen con todos los "si hubiera" y todos los "debería" , lanzando sobre nosotros redes de falsos y manipulados recuerdos o tratándonos de alejar de nuestro sendero con cantos de sirena.

En nuestra salida del Inframundo todo lo que podemos hacer es concentrarnos en lo que tenemos entre manos, dando un paso tras otro, sin dejarnos engañar por las trampas que salgan a nuestro encuentro, sin desesperarnos por no ver aún la luz al final del túnel, o por verla aún demasiado lejos... Por poderosas que sean las sombras, animadas por nuestro propio temor, nunca lo serán tanto como las voces que nos llaman desde el exterior, tirando de nosotros, pues ya estamos vinculados a este mundo luminoso que nos aguarda. Esa pequeña luz que llevamos en la oscuridad, como una prenda, la misma que despierta a los demonios irredentos, es también aquella que nos protege en nuestra travesía. Es una chispa estelar que lleva en sí la esencia de un mundo al que no les está permitido entrar,por sí mismos. Y es una astilla de verdad que puede paralizarlos y, puesto que están hechos de una visión distorsionada de la realidad, puede también disiparlos y destruirlos.

No importa lo mal que creamos haber hecho las cosas en el pasado, la lista de nuestros errores acumulados, en cualquier caso, ellos no lo harían mejor. Y aquí estamos, a unos pasos de nuestro destino, con una nueva esperanza que ya es nuestra, con un puñado de semillas que contienen aquello que queremos sembrar y ver crecer en nuestra vida. Todos esos aspectos residuales de nosotros no pudieron completar su viaje y quisieran destrozarnos por ello, pero lo cierto es que sólo lograrán alcanzar la redención, el ansiado descanso, si nosotros completamos este viaje a pesar de ellos: Si nuestras semillas germinan y crecen los brotes y las hojas, alimentándose de estos restos, haciéndolos vivir en su interior, llevándolos a través de su savia a recibir la caricia anhelada de la luz solar.

Es necesario entender que estos fantasmas no son malos, y tampoco son buenos, pero sobretodo es necesario comprender que, en cualquier caso, no podemos detenernos a explicarles la situación. Debemos dirigirla. Tenemos la fuerza y las herramientas para ello, no nos puede faltar la confianza y la fe.

Y al fin, la mañana llega.


PD. Mientras escribía estas líneas recordé la última de las pruebas impuesta por Afrodita a Psique para recuperar a Eros, concretamente el momento en el Psique, debe resistir a las peticiones de los seres del Inframundo para poder regresar a la superfície. Buscando información complementaria al repecto fui a dar con "Las Tareas de Psique", artículo bastante interesante en el que se incluye un vínculo al texto original de Apuleyo. Después de leer algunos artículos más, decidí agregar La Nodriza de las Hadas y el Rey Carmesí a la lista de enlaces a blogs.

2 comentarios:

Sibila dijo...

Uf... lo que me has dado qué pensar... He perdido muchos momentos de ésos desde que tuvieron lugar los grandes cambios de mi vida, quizá tampoco es bueno desterrar del todo esos "momentos en el límite", quizá deben cumplir una función...

Vaelia dijo...

Tus palabras también me ha dado que pensar a mí... Supongo que no siempre se remueve la tierra al mismo nivel, o en el mismo intervalo de tiempo, que debe depender de las necesidades de lo que se quiera sembrar.
Pero por otro lado, si esos elementos residuales tienen que ser deshechos y digeridos para poder convertirse en abono y se resisten demasiado... también podría ser posible que esté faltando o haya disminuido el nivel o la actividad de algún elemento encargado de esta función se lleve a cabo correctamente.