De vez en cuando nos encontramos con algo que escribimos hace tiempo, como si un espejo singular pudiera devolvernos la imagen de lo que alguna vez fuimos y darle voz. Ya no nos reconocemos plenamente en ella, es posible incluso que no nos caiga del todo bien, pero sabemos que era necesaria su existencia para llegar a ser lo que ahora somos. De hecho, del mismo modo en que sus conocimientos son más pobres y sus formas menos refinadas, tiene claro el lugar hacia el que señala, cumpliendo por lo tanto la función de recordárnoslo cuando empezamos a salirnos de nuestro propio camino.
Hace poco reencontré algunos artículos escritos allá por 2007, antes de venir a vivir a México. En su día debían formar parte de una serie que quedó inconclusa y nunca se publicó. Un sinfín de cosas han cambiado en estos años, incluyendo no sólo mi modo de decir las cosas, sino también los motivos. Sin embargo, si estos mismos textos pertenecieran otra persona, no me parecerían tan mal, así que, por lo que puedan servir a otros, he decidido publicarlos.
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