Es curioso que pasado el festival de Imbolc encontrara estos versos, recuperara la imagen de la yegua blanca que vino a mí en estas mismas fechas, hace ya unos cuantos años. Y es cierto, hay cosas de las que no te das cuenta, hasta que otra mano toma tu mano y te conduce hasta un espejo...
El Potro Blanco
Tiene razón ella, y el espejo
que me enseñó esta tarde.
-Mírate, tú no eres un hombre.
Los hombres nunca tienen
esa fiebre en los ojos, ni los muslos
les florecen redondos, ni en los pechos
les crecen dos botones
erguidos como islas detrás de la camisa.
-Mírate.
Y me miro,
y me voy desnudando
de mis tristes aperos.
Y entonces aparece, sin que yo lo convoque,
mi cuerpo como el lirio
de sol y la radiante manzana de la carne,
igual que en el milagro
del primer potro blanco saliendo de su madre.
Juana Castro, De Narcisia, Taifa Poesía, Barcelona 1986
Fuente: http://amediavoz.com/castrojuana.htm
lunes, 3 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario