sábado, 16 de mayo de 2009

"Discurso" sobre historia e investigación en general

Aclaro que yo no soy licenciada en Historia; sin que yo lo esperara obtuve la oportunidad de acceder a la Universidad, y a la hora de escoger una licenciatura, elegí una que me permitiera resolver algunas dudas del momento en el que estaba, y confirmar algunos datos. En los años que estuve por allí, logré estos objetivos, y algo más allá de ellos. No tengo la paciencia, en ocasiones sumisión, que requería permanecer allí hasta el final y hacer de la Historia un oficio, pero adquirí las herramientas necesarias para leer a otros y no ser engañada, o al menos, no serlo tan fácilmente. Según mi experiencia, los primeros cursos te enseñan qué es lo que debe y no debe hacer un historiador, es decir, un cierto código de principios... y a medida que avanzas compruebas como, demasiado lejos del ideal, casi rozando la burla, no sólo los divulgadores, o los investigadores de campo; sino los mismos profesores rompen sin vergüenza esas normas básicas. A veces por dinero, a veces por ego, a veces simplemente por falta de un auténtico amor y dedicación a su trabajo.

Pero el trabajo, más o menos contaminado, está ahí y así como hay un momento en el que no se puede pedir al agricultor que venga a nuestra casa a limpiar, pelar, trocear y cocinar las patatas que vamos a comer, de igual modo sucede con la información.

Dicho esto, creo que es importante comentar que la "Historia" inicia su andadura como un género literario, para acabar como una rama de las ciencias sociales, lo que no es precisamente un trayecto corto, ni fácil. De hecho, hasta nuestros días, la Historia se ha tratado en demasiadas ocasiones más como un género literario (propagandístico), que como una ciencia que busca acercarse a la verdad (aproximarse en la medida posible, no pretender "revelarla").

Un profesor que llegué a respetar (algunos hay) decía que para acercarse a la historia había que tener dos cualidades aparentemente contradictorias, como si tuviéramos que trabajar con dos lentes; subjetividad y objetividad. Por un lado se requería acercarse al hecho, al momento, ponerse en la piel o los zapatos humanos de alguien o “alguienes” que estuvieran por allí... él lo llamaba"empatía", pero cambio a subjetividad, porque no se puede dejar de tener presente que su mundo no es nuestro mundo.

Por otro, se requería ser capaz de alejarse, ya no sólo de esos personajes - reales o ficticios- , sino de las propias opiniones, tanto para ser capaz de hablar con cifras y estadísticas, como para cumplir con los requerimientos del método científico; no dar nada por sentado, estar dispuesto a cambiar la teoría, la explicación, aunque llevemos trabajando en ella 40 años de nuestra vida, si los nuevos datos descubiertos por nosotros, o por algún otro profesional, varía.

He hablado de dos lentes, una que nos aproxima y otra que nos aleja. Hay diferentes corrientes de interpretación histórica, que dan más o menos importancia a una u otra de ellas, del mismo modo que algunas enfatizan en la historia de las ideas, y otros en los procesos materiales. Al fin y al cabo, esto no debería importar demasiado, ya que la suma de los trabajos de unas y otras escuelas, igualmente desembocadas en la comunidad científica, debería balancearse al llegar a un público lo suficientemente crítico para limar sus excesos y llenar sus carencias. En un mundo ideal, claro :)

Hay que entender porqué los historiadores estudian historia, y porqué la historia importa más o menos a diferentes sectores de la sociedad y el público. A veces leo eso de que "Conocer la historia, para evitar que se repita", lo que me parece bastante absurdo... por un lado, la historia no tiene un poder predictivo, por otro, todos sabemos que cosas como el hambre en el mundo se podrían mitigar, sino solucionar, con una adecuada gestión de recursos, que no se lleva a cabo de manera efectiva. Hay cosas que no dependen del conocimiento, aunque el conocimiento puede servir.

Creo, no obstante, que el cúmulo de conocimientos históricos sumado a lo largo de los siglos, se ha usado para hacer propaganda de ciertas ideas, y para justificar otras, en ambos casos, la "investigación" o "explicación" poco tenía que ver con una voluntad de acercarse en la medida de lo posible a la verdad, sino más bien con la intención de "reunir pruebas" que apoyaran una "verdad revelada" de antemano por intereses de otro género que la sed de conocimiento humano.

Voy a dividir algunos de los problemas de la investigación histórica según si nacen en los investigadores, en los divulgadores o en el público que los recibe.


Problemas en la investigación- Incluso cuando el investigador tiene realmente un interés en acercarse a la verdad, existen ciertos condicionamientos individuales de los que no es tan fácil zafarse (aclaro que afectan a corrientes interpretativas, divulgadores y público por igual, pero éstos no tienen porqué aferrarse a un código deontológico, porque no es su profesión). Empiezan desde el momento en que nace y trabaja en un lugar y época determinados, la educación que recibe y el calibre de lentes - corriente de interpretación- que elige posteriormente.

La objetividad nunca puede alcanzarse al 100%, y tal vez esto ni siquiera es necesario o conveniente, porque existen otros elementos para nivelar su aportación; la diferencia está en si en la medida de lo posible el investigador se aproxima al ideal, o bien dándolo por imposible lo deja correr sin inmutarse.

Lo que llegué a envidiar de las ciencias puras, aunque ahora dudo si no se repetirá el mismo fenómeno con ellas, es la capacidad del individuo de desapegarse de sus propios triunfos y fracasos, entendiendo que ambos son válidos para la ciencia a la que se supone que se ha dedicado. Cuando un investigador está demasiado apegado a su teoría, puede darse el caso de que, incapaz de aceptar que ésta sea superada, desbancada o falseada, sesga la información, ocultando o eliminando los datos que podrían contradecirla, o luchando en contra de aquellos que los descubren, o tratando de desprestigiarlos; embarrando el paso a sus colegas y a la ciencia en general. Parece de locos, pero no es extraño que se de cuando se ha dedicado el trabajo de toda una vida, o incluso varias, y de repente, simplemente ya no sirve.

Problemas en la divulgación- La divulgación de las investigaciones tiene dos vertientes principales, la destinada a los profesionales, y la destinada al público general, incluyendo los estudiantes no especializados (primaria, secundaria). Dentro de la divulgación profesional, como en cualquier negocio editorial, hay tendencias que propician o no las ventas. Si una determinada corriente interpretativa está "en boga", tendrá más publicaciones que los trabajos de otras... hasta que giren las tornas.

En cuanto a la divulgación para el público, igualmente pesarán las mismas modas que se traducen en ventas. Los mismos investigadores pueden tratar de adecuar sus resultados al gusto imperante, a lo que se espera de ellos, porque si consiguen despertar y mantener el interés del público general conseguirán más fondos para seguir con su trabajo.

Destacar también que la divulgación para el público general, incluyendo estudiantes de primaria y secundaria, suele ir muchos - a menudo demasiados!- pasos por detrás de la profesional en cuanto a actualización, y estar manipulados por los intereses del poder que impere en el momento en el que ven la luz, que se encargará de potenciar aquellas ideas que sean afines al mismo, y de silenciar en la medida de lo posible las contrarias.

Problemas en el público- Según yo, el principal problema al que se enfrenta el público es la falta de una educación orientada a la crítica. Igual que hay personas que leen sin digerir, sólo por enumerar jactanciosamente el listado de libros que "han devorado", una gran parte del público se acerca a la historia con la idea general de que "es cultura", y a veces aún incluso con aquello de "si está escrito, tiene que ser verdad". Otra parte se acerca a la historia para justificar sus ideas y acciones, y conseguir cierta propaganda de filiación para las mismas; no hay un verdadero interés en el acercamiento a la verdad, y de aquí salen muchas de las ficciones que se usarán después en política o en cursos y cursillos.

En referencia directa a los temas históricos que a lo largo de estos años han surgido en el foro, creo que los defectos más recurrentes con los que nos encontramos son;

1- Etnocentrismo. El etnocentrismo tiene que ver con el lugar y la época dónde uno nace, se forma como individuo, y es educado en escuelas y demás. Significa que su interpretación de la realidad - y de la historia- estará condicionada por ello. Por lógica, ha de ser tan etnocentrista el que acepta sin discusión lo que el entorno le ha legado, como el que se rebela contra él. Pero la mayoría de dedos acusadores se dirigen hacia los primeros, por parte de los segundos :)

El etnocentrismo no es una opción, es un "defecto" o "cualidad" innato del que nadie se escapa, la cuestión es trabajarlo hasta nivelarlo, y la única manera de hacerlo es comprobar otros puntos de vista, sin abrazarlos o rechazarlos pasionalmente a la primera. Una cosa es la "pasión" por la ciencia, por el trabajo... otra diferente en extremo es la "pasión" emocional.

2- Anacronismo y Proyección. El anacronismo es cuando se sacan los datos de su contexto temporal, y la proyección cuando nos hacemos una idea de "lo que fue" según nuestras opiniones y gustos, y la tratamos de encajar en un determinado momento histórico. Les ocurrió a los renacentistas cuando hablaron de la Edad Media como una época oscura y terrible, y les ocurrió a los románticos cuando hablaron de la misma Edad Media como algo maravilloso, en el que todo era poesía y heroicidad. Ocurre a cada rato en el cine (donde en los 60 las princesas medievales se peinan con un parecido sospechoso a las damas de los '60 y usan el mismo tipo de maquillaje, mientras que los héroes medievales de la actualidad se mueven de un modo sospechosamente parecido a los protagonistas de "Matrix"), y en los colectivos que tratan de "rescatar el pasado glorioso..." ,pero también en aquellos empecinados en zafarse de "todas las viejas ideas" y "abrazar el futuro ideal".

3- Sesgo deliberado e inclusión de datos falsos o falseados, pero verosímiles. El sesgo deliberado es cuando se ocultan o ignoran datos comprobados a voluntad para favorecer unas versiones u otras de lo que fuera la realidad del pasado. Así como el etnocentrismo, el anacronismo o la proyección pueden darse de forma tan inconsciente como involuntaria, el sesgo deliberado y la inclusión de datos falsos pero verosímiles, o de datos falseados (como teorías que se sabe han sido descartadas), es una maniobra consciente, que suele buscar un fin ególatra, económico, o ambos.

La frase "La historia la escriben los vencedores", es una verdad a medias. La Historia humana la escribimos todos los que somos, todos los que han sido, y en el futuro la escribirán los que aún están por venir. La cuestión más bien es quién la traduce, y qué fragmentos elige, a qué público se dirige, y para qué. Ciertamente en la antigüedad - aún ahora en parte - la historia era encargada por personas en el poder, para darse propaganda aún cuando ellos hubieran desaparecido de la faz de la tierra, todos estos debían ser vencedores para hacer el encargo y pagarlo. Pero, ¿sería mejor, más cercana a la verdad, una historia escrita únicamente por los vencidos? ¿Acaso ellos no están tan condicionados por sus propias vivencias e intereses como los vencedores? En la historia humana, no siempre es tan fácil determinar quienes son los vencedores y quienes los vencidos, quienes "ganan" o quienes "pierden". Cuando se potencia en exceso esa dicotomía, sucede que aún cuando existió una plaga, un virus, o una desgracia natural, que exterminó a la mayoría de población en un momento dado, no se le presta atención ...

Cuando estuve en la universidad, siempre me pareció que a la mayoría de mis compañeros, y casi a la mitad de los profesores, no les interesaba demasiado la investigación, esa que sin barrer las opiniones propias se ciñe a las normas de la comunidad científica, en la que los descubrimientos e ideas deben pasar a ser de acervo común, ser susceptibles de mejora, de matices, o de ser desbancadas por otras mejores. La mayor parte del tiempo lo que veía eran opiniones andantes y parlantes, hijas del siglo XIX o principios del XX, buscando datos para adquirir cierta corporeidad, buscando afinidades y complicidades, casi a la desesperada. Considero que el que un profesor de historia entre en un aula blandiendo un periódico, y diciendo que "es el único que dice la verdad" es algo vergonzoso; un aula de historia no debería ser un mítin, y una lección para investigadores no debería ser discurso político. Por otro lado, tratar de manejar el presente con la misma pasión y las mismas "soluciones" que hace 50 o 100 años ondearon como banderas, me parece una señal de falta de madurez, de contextualidad, y de indefensión ante la propaganda, que si bien otros pueden permitirse, no deberían ser propias de un investigador.

Había otro profesor, de una de las asignaturas más convulsas por lo de recientes o contemporáneas, que incluso habiendo participado activamente en algunos de los hechos que nos describía, nunca perdió los papeles. Como ex militar, podía dar muchos detalles acerca de los armamentos o estrategias empleadas, y esa era una parte de la historia que no se suele ver; pero además de completar datos con su especialidad, nos daba por igual los procedentes de otras. Nunca nos negó sus propias opiniones, pero nos dio buenos y abundantes ejemplos de otras, que no tenían nada que ver. Nos explicaba cómo las cosas a veces dependen de las decisiones humanas, como una buena idea puede ser contraproducente, como la naturaleza o la casualidad pueden intervenir cambiándolo todo... Y siempre recordaré que se negaba categóricamente a hablar de "buenos" y "malos", él siempre nos habló de personas, incluso cuando hablaba de sus enemigos, incluso cuando hablaba de cuando su propia vida había estado en peligro. Lo vi también participar en algunos debates televisivos acerca de su especialidad; y era el mismo que en el aula, no hablaba al público general como si fueran necios, ni trataba de ganarse su favor. Posiblemente, su asignatura es la que menos me interesaba de las que pude cursar, pero él es sin duda el profesor que más llegué a admirar.

Entonces, qué es la Historia? o para que sirve en realidad? Dado que no es predictiva, y pocas ocasiones alcanza el mínimo nivel de objetividad científica que requeriría, mi muy personal idea acerca del estudio de la historia es, por un lado, que conociendo de qué y cómo está hecha, podemos evitar ser manipulados con la propaganda para la que se emplea, rebajándola.

Conociendo cómo la humanidad se explica a sí misma, sabemos algo más de ella. Y entramos en contacto con una serie de sistemas que aunque sean tan inasibles como realidades paralelas, funcionaron mejor o peor durante algún tiempo en forma real, recordándonos que cada época y geografía tiene una estructura y normas y sobretodo mucha gente que se apaña como puede con todo ello... recordándonos que no estamos en ningún final, y que las cosas siempre podrán hacerse de otro modo.


3 comentarios:

Sibila dijo...

Me ha encantado tu análisis. :)

Desgraciadamente, incluso en las ciencias "puras" los sesgos provenientes de la personalidad y la cultura del investigador (y no digamos del que financia la investigación) son relativamente frecuentes.
Pero yo creo que lo más importante que puede aprender de ellas la investigación en ciencias sociales es el perder el miedo a reconocer que no tenemos datos suficientes para llegar a una conclusión, o a poner en su justo lugar antiguas hipótesis cuando los nuevos datos las refutan.
Aprender del pasado, del pasado real, es importante, no porque pueda o no repetirse, sino porque está influyendo en nosotros, nuestras culturas y nuestros actos.

Un saludo.

Vaelia dijo...

Gracias Sibila;

No sabes la alegría que me das... Yo creía que nadie tendría la paciencia de leerlo :)

Saludos.

Violeta dijo...

Nunca se es lo suficientemente imparcial-objetivo a la hora de hablar o explicar un acontecimiento, somos humanos e inevitablemente estamos condicionados por nuestras vivencias, creencias, simpatías, lecturas,... y, además, es importante no caer en el error no ético del todo vale.

Ya lo decía Aristóteles, la virtud está en el medio, cuanto más nos aproximemos mejor.